NEUQUEN (AN)- El Tribunal Superior de Justicia confirmó la condena a 16 años de prisión para una mujer que no prestó ayuda a su hijo, golpeado y violado por su pareja. El niño, de tres años y medio, murió como consecuencia de una peritonitis que le provocó una paliza. La condena impuesta al padrastro, a 30 años de prisión, también está firme.

El caso se descubrió en Cutral Co el 31 de octubre del 2002 y generó gran conmoción. Hubo incidentes cuando los jueces de la Cámara de Zapala dictaron sentencia, el 6 de mayo del 2004, porque familiares del pequeño Franco Alonso exigían prisión perpetua.

La condena a 30 años de cárcel recayó sobre Carlos Soñé, un desocupado de 28 años a quien se acusó de "violación agravada reiterada, violación seguida de muerte, lesiones leves y lesiones graves". Su pareja y madre del niño, Patricia Alonso, fue condenada a 16 años por "lesiones leves calificadas por el vínculo en concurso real con abandono de persona calificado por el resultado muerte y por el vínculo".

Soñé apeló la sentencia pero su recurso fue rechazado. Ahora corrió la misma suerte el intento de Alonso para que revisen la condena.

Al momento de la sentencia, la Cámara de Zapala había encontrado a Soñé (definido como un "psicópata perverso") autor material de las violaciones y agresiones que sufrió el pequeño, ocurridas a lo largo de varios meses en la precaria casa del barrio Parque Industrial de Cutral Co.

En una de esas palizas, a Franco Alonso se le desató una peritonitis. Fue el 31 de octubre del 2002. Su madre dijo que lo vio descompuesto y asegura que le dio "una Buscapina", pero no lo llevó al hospital. Recién lo hizo a la noche, cuando el chico llevaba tres horas muerto. Antes, ella y su pareja lo bañaron, y a los médicos les dijeron que lo había mordido un perro.

Señala la sentencia: "el juicio permitió reconstruir que ambos acusados, para ocultar el estado en que se encontraba la víctima, lo colocaron en situación de desamparo, pues además de las múltiples lesiones que presentaba como consecuencia del castigo a que fue sometido, se encontraba cursando una peritonitis como consecuencia del estallido traumático del yeyuno, evidenciando síntomas que imponían someterlo a tratamiento médico inmediato, lo que no hicieron hasta que la muerte del niño no les dejó otra alternativa que ir al hospital para que lo examinaran, alegando que lo había atacado un perro".

El fallo del TSJ, con el primer voto de Eduardo Badano y la adhesión del resto de los vocales, señala que "el delito de abandono de personas no consiste simplemente en abandonar o poner en situación de desamparo" a alguien, "sino en poner en peligro su vida o su salud mediante el abandono o la colocación en situación de desamparo".

Añade que el delito comprende, entre otras hipótesis, "poner en peligro la vida o la salud de otro, abandonando a su suerte a una persona incapaz de valerse y a la que deba mantener o cuidar", que es lo que sucedió en este caso.

"La conducta esperada no era otra que la de una rápida asistencia médica al menor frente al cuadro de peligro que evidenciaba".

Indica además que el grave cuadro de salud del menor "fue percibido por la progenitora; sin embargo, con la finalidad de que los maltratos no se descubrieran, omitió realizar la conducta que se esperaba", es decir llevarla al hospital.