NEUQUEN (AN).- Al primer llamado, del otro lado de la línea se escuchó una tonada latinoamericana. Por momentos era peruana y por otros sonaba mucho a mexicana, y el argentinismo se colaba entre algunas palabras. Una tonada que tiene "corazón tripartito", en la voz de la cantautora peruana Carmina Cannavino.

Canta porque canta, canta para la gente, para revalorizar la canción latinoamericana y la poesía. Canta porque es la manera que eligió para dejar un legado al mundo. Canta y su canto es una bendición, un mensaje de amor. Carmina dialogó con "Río Negro" para anunciar su presentación hoy a las 22, en el aula magna de la Universidad Nacional del Comahue, ubicada en Buenos Aires 1400 y el próximo miércoles en San Martín de los Andes.

-¿Con qué nos vas a deleitar este vez?

-Voy a presentar mi tercer disco editado en la Argentina y el noveno de toda mi carrera, "Por obra y gracia". Es un disco bastante autobiográfico, que fue concebido con la idea de tener un corazón tripartito por mi historia musical y afectiva con respecto a tres países: mi país de origen Perú, el país de herencia paterna y musical Argentina y el hecho de que en 1985 me fui a vivir a México; por eso mi canto aborda estos tres país que no son fronterizos pero tienen una historia en común. Y eso se plasma en este trabajo, principalmente en la canción "Omnibus", que es una especie de analogía entre una línea de colectivo y una fotografía de la ciudad de Lima y sus estratos sociales.

Esta fue la primera canción que abrió paso a mi corazón para tener un verdadero motivo por el que cantar. Si bien siempre he tenido una inclinación por la poesía y sobre todo por los compositores trovadores latinoamericanos, ahí fue que tomé la decisión y tuve la brújula y el motor inicial de saber por qué cantaba y por quién cantaba.

- ¿Por qué cantar y para quién?

- Canto en principio para mí, para poder ser feliz, para poder seguir andando y para seguir cultivando la esperanza. El cantar para mí me permite poder llegar a otras personas que como yo están en esa búsqueda. Este disco está al servicio de mi historia como cantora y por supuesto al servicio de la palabra, de lo que para mí representa la canción como un vehículo muy importante de comunicación.

- Por eso en tus canciones hacés mucho hincapié en la poesía. Al elegir las canciones de tus discos o conciertos, ¿qué ingredientes tienen que tener esas letras para que te cautiven?

- Principalmente tener una belleza literaria y segundo que me conmuevan profundamente, partiendo desde la base del amor, del situarse en el otro; no sólo desde la pareja sino también a nivel social. Estoy convencida que tanto la letra como la música tienen que ir de la mano. Como uno dice esta canción es redondita, así es el tipo de canción que a mi me gusta.

No me gusta buscarle mucho la vuelta a las canciones, creo que ellas se sostienen por sí mismas por su calidad melódica y poética. Y a partir de ahí respetar lo que quiere decir el compositor para darle quizás un sentido y una interpretación propias.

Mi búsqueda de la canción parte también de tratar de ser un buen ser humano todos los días de mi vida y eso es lo que me sostiene y me ayuda a pensar que el escenario no es un lugar para mostrarme o regodearme en la vanidad, sino para poder crecer y florecer y poder compartir mi canto y ponerlo al servicio de los demás.

- Frente a la gente que va a escucharte por primera vez y conocer tu canto, ¿cómo te presentarías?

- Como soy yo, con el alma desnuda. Para los que van por primera vez encontrarán seguramente una veta de interés y van a saber que soy una cantora como cualquier otra y que como dice Fandermole: si pienso en algo para decir, en alguien para quien vivir, yo enciendo una canción para que esa gente se prenda en ese maravilloso viaje que es la música, que es una de las artes más directas al corazón. Eso es lo único que yo puedo ofrecerle a la gente, compartir con ellos lo que yo soy. Con sólo escuchar el disco van a conocerme, porque es muy autobiográfico y en cada canción hay un pedacito de mi.