Argentina quedó afuera del Mundial al perder frente a Canadá 2-3, en un partido con altibajos, donde empezó ganando 2-0 jugando bien, para caer finalmente en el tie-break por 13-15. Esta irregularidad refleja claramente la actuación del equipo nacional, una constante durante todo el torneo.

La selección no cumplió con el objetivo de estar entre los ocho mejores, ni con la posibilidad de jugar del 9° al 12° lugar: la posición final es 13°. La desilusión es grande. La idea era ambiciosa, pero posible, ya que había rivales accesibles en la primera ronda, como Egipto, Japón, China y Puerto Rico (Polonia era el único de nivel superior); y en la segunda, como Túnez y Canadá.

El equipo argentino no superó la derrota frente Puerto Rico. Allí quedó en evidencia que al no ser un equipo potente, necesita obviamente de una excelente recepción; sino, no logran atacar los centrales Spajic y Porporatto y se recarga el juego en Milinkovic, lo que favorece el bloqueo contrario en los sets finales.

Argentina está lejos de los equipos de elite, pero en el camino correcto: se está en una transición donde al grupo de experimentados se le agregaron jugadores de gran potencial.