VIEDMA (AV).- Creer en los chicos y dejarlos crear. Esta es la sensación que impacta al ingresar a un enorme salón con varias mesas y chicos de cabeza en un mar de colores en el que la imaginación los trasporta de uno a otro extremo del papel. El entusiasmo sorprende y reconforta, además de enfatizar la idea de que sólo hace falta acercar una pequeña llamita para que encienda el enorme potencial que los niños tienen. Un enorme mural en papel que cubre toda una pared en el ingreso a la escuela Nº 308 del barrio Guido obliga a detener el paso y observar cada una de las imágenes que envuelve una gran serpiente multicolor. A él se suman otros que alientan el trabajo del centenar de chicos de sexto y séptimo del colegio al que concurren 320 niños de esta barriada a la que no le faltan problemas pero, por suerte, cuenta con gente que apuesta a los niños.

Esta es una propuesta que surge de un proyecto en red que llevan adelante en el barrio Promoción Familiar, Salud Mental del hospital, el periférico del barrio y la escuela.

La directora, Miriam Pelacsini, aclaró que en este marco se trabaja desde el 2001 con distintas propuestas preventivas al que ahora se sumó esta iniciativa de artistas plásticos, algunos de ellos de la Universidad Nacional de La Plata, para llevar adelante una jornada de Realización Colectiva de Imágenes Mural. La temática de los murales estuvo orientada en base a la elección de cuatro reconocidos artistas plásticos argentinos como Molina Ocampo, Berni, Quinquela y Carpani. Sobre ellos trabajaron los alumnos, actividad que finalizará con tres murales en papel para la escuela y otros cinco de pared. Tres de estos últimos para el establecimiento, otro en la escalera del barrio donde funciona Promoción Familiar y el quinto en la biblioteca popular. Esta es la única escuela de Viedma que se encuentra bajo el programa de jornada extendida.

En representación de los artistas plásticos Ignacio Arizcuren explicó que el muralismo es una experiencia que hace años promocionan desde la utilización de la pintura como herramienta para que los chicos se expresen. "La pintura a nivel social está guardada en los museos como una actividad para muy pocos y el muralismo es una forma de recuperar nuestros espacios como la calle y que la pintura empiece a ser algo más popular, que todos podamos estar en contacto con los colores", sostuvo.

Mientras atendía el requerimiento de los chicos, Ignacio que se gana la vida como albañil pero descarga la pasión en los murales, destacó la importancia de recuperar este tipo de experiencia que apunta al diálogo que se genera en el momento de creación. "Utilizamos la pintura y el espacio de mural para dialogar con los chicos, para que empiecen a tener contacto con ellos mismos y cuando estamos en esa situación incorporamos temas como el respeto, el trabajo colectivo y la importancia que cada uno logre desarrollarse individualmente para después tener proyección más grupal".