RINCON DE LOS SAUCES (ARS).- Con seis despidos no negociables y más de 50 suspensiones, los operarios de Pride están volviendo paulatinamente a sus tareas habituales. Al parecer, la posición intransigente de la compañía, el cansancio de los manifestantes, la reducción del impacto de los impuestos en sus salarios y la mediación del intendente Omar Rueda se conjugaron para dar tácitamente por finalizado el conflicto. De todos modos, los operarios aún esperan soluciones salariales.
El martes pasado a última hora aun quedaban algunos operarios en el representativo equipo 216 de Pride, los que no deponían su actitud de dejar la locación a pesar de que la mayoría de sus compañeros ya había manifestado a la empresa, sus deseos de volver a trabajar.
Ayer por la mañana, las tareas de perforación, 'pulling' y terminación no eran normales, pero tendían a retomar el ritmo con el correr de las horas.
La empresa decidió despedir a seis operarios e iniciarles causas penales por los hechos violentos de esta semana, según manifestó una fuente de Pride. Son lo que aparentemente emboscaron y atacaron a compañeros de trabajo que se disponían a realizar sus labores en el yacimiento Sierra Chata, en cercanías de Añelo.
Otros 50 operarios relacionados directamente con la huelga, que no tuvo el necesario encuadramiento sindical, quedarían suspendidos por 30 días sin goce de haberes, aunque esa determinación podría ser negociable en el caso de que los castigados estuvieran afiliados al gremio que conduce Guillermo Pereyra.
El operativo de volver a poner en marcha los equipos en los yacimientos, se coordina desde Neuquén, ya que Pride aún no retoma su actividad administrativa normal en
Rincón de los Sauces, donde la base está desierta.
Se cree que los administrativos y jefes volverán a Rincón cuando la situación se calme completamente.
La posición intransigente de los operarios que sostuvieron el reclamo fue decayendo a medida que pasaron los días, hasta culminar en la jornada 12 de toma de equipos en el campo. La falta de apoyo de todos los trabajadores de Pride y el eventual retiro del campo de quienes en un principio se mostraron convencidos del reclamo, fue fundamental para que el paro no continúe. En la base de Pride en Neuquén se recibieron unos 350 llamados telefónicos de operarios que manifestaron su intención de volver al campo.
El quite del impuesto a las ganancias de los sueldos petroleros fue vital para que muchos decidieran dar el paro.
Pride comenzó a enviar nuevamente operarios al campo, pero con estricta custodia policial y colaboración logística del sindicato de petroleros privados.