NEUQUEN (AN)- "Yo creo que Sergio Avalos nunca estuvo en Las Palmas. Pongo las manos en el fuego por eso".

Con definiciones categóricas de ese calibre, Pedro Nardanone decidió hablar por primera vez sobre el caso del estudiante universitario que desapareció el 14 de junio del 2003. Aunque para la justicia fue visto por última vez en el boliche de la calle Primeros Pobladores, él tiene la hipótesis de que esa noche no estuvo allí. Y va más allá: relaciona las últimas versiones sobre el hallazgo de restos en el interior del local con la venta de parte de ese inmueble que acaba de concretar.

Nardanone es uno de los dueños de Las Palmas. Hoy cerrado, dice que "lo parí, lo construí. Yo lo vi con 11.000 personas y vacío". Y si no volvió a abrirlo fue "porque no quiero que me jodan más", ya que la clausura municipal que le obligó a cerrarlo "podría apelarla y la ganaría".

En diálogo con "Río Negro", señaló que la noche que desapareció Avalos "yo no estaba pero averigüé todo. Era un viernes, hacía muchísimo frío y casi no hubo taquilla en el boliche. En toda la noche hubo 350 personas, y a las siete de la mañana, cuando dicen que lo vieron por última vez, había 150 de los cuales 60 eran empleados". En ese contexto, "un grupo de estudiantes universitarios no pasa inadvertido. A este chico (por el joven oriundo de Picún Leufú) no lo vio nadie, solamente sus amigos".

De acuerdo con los investigadores, Avalos y otros ocupantes de la residencia universitaria compartieron un asado, luego fueron al boliche y allí se perdieron de vista. Todos volvieron a sus casas, menos el joven del que aún nada se sabe.

Nardanone dijo que "yo hablé con todos los empleados. El que está en la noche tiene el ojo entrenado, ubica en seguida a la gente. Y ellos no lo vieron. Así que por eso yo digo que para mí no estuvo nunca en Las Palmas".

"Quisiera hablar con los amigos, para preguntarles en qué barra estuvieron, con quién lo vieron, con quién bailaron. Para uno que conoce el negocio, hay cosas que no pasan inadvertidas", agregó.

Admitió que Las Palmas tiene fama de boliche donde se producen peleas, pero "en otros lados también pasa. Además yo no tenía patovicas, tenía profesionales: oficiales del Ejército, la Fuerza Aérea, la Policía. Tipos que no se van a jugar una carrera por tapar algo, si es que pasó algo".

En el mismo sentido, dijo que un pacto de silencio "pueden sostenerlo dos o tres, pero no sesenta personas. Llega un momento que alguien habla, y acá nadie habló porque no pasó nada".

Respecto de las cámaras de seguridad, que esa noche no funcionaron, dijo que "las apagaron porque no había gente y no se justificaba. Se usan cuando hay mucha taquilla, para controlar la recaudación".

Por último, admitió que hizo un negocio inmobiliario y no descartó que las versiones tengan como objetivo perjudicarlo. Hace apenas 15 días el boliche volvió a ser allanado porque se decía que habían aparecido restos, y según Nardanone, los nuevos dueños "están muy intranquilos".

"Nunca me opuse a ningún allanamiento, pero basta. Ya llevan tres años buscando sin encontrar nada, porque no hay nada. Basta", concluyó.