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Martes 28 de Noviembre de 2006
 
Edicion impresa pag. 16 y 17 > Municipales
La rotura del gasoducto en Allen pudo haber producido una tragedia
El escape puso en riesgo a 3.500 vecinos del barrio Progreso. El accidente desnudó negligencia y falta de controles.
Obreros reparan el gasoducto que fue pinchado por una máquina vial. Los hornos de ladrillos están ubicados en la zona del tendido del gasoducto y de allí que se alerta sobre el peligro que representan.
Obreros reparan el gasoducto que fue pinchado por una máquina vial. Los hornos de ladrillos están ubicados en la zona del tendido del gasoducto y de allí que se alerta sobre el peligro que representan.
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ALLEN (AA).- La rotura de un gasoducto de alta presión en la zona de las bardas norte de esta ciudad, el sábado a la tarde pudo haber sido una verdadera tragedia y, a la vez, desnudó la gravedad de una serie de situaciones irregulares que estaban latentes pero que nadie tomó cartas sobre el asunto o alertó sobre el peligro que ello representa.

La desidia involucra a muchos sectores,  pero lo cierto es que el masivo escape de gas tras la rotura del caño puso en riego la vida y la seguridad de los cerca de 3.500 vecinos del barrio Progreso así como de la comunidad boliviana que trabajan en los hornos de ladrillo instalados en la zona y que supera las 2.000 personas. No hubo una explosión de milagro.

El propio intendente, Carlos Sánchez, manifestó que el problema de fondo “es de larga data” y tiene que ver con “el ingreso desordenado de bolivianos” que han ido instalando hornos de ladrillos hasta llegar a los 60, aproximadamente, según un relevamiento que hizo el municipio en agosto pasado. Por ese tema, indicó Sánchez existe una ordenanza prohibiendo la habilitación de nuevos hornos aunque en realidad poco importa ya que de los 60 hornos existentes sólo 5 ó 6, según informó el intendente, tienen los papeles en regla.

Por otra parte, Sánchez indicó que tanto Edersa, que tiene su tendido de alta tensión pasando por arriba de los hornos, como Camuzzi que tiene su gasoducto por debajo y a pocos centímetros del suelo, están de acuerdo en buscar alternativas para esta radicación clandestina de horneros.

La propietaria de los terrenos, Corral Minera, por su parte no tiene delimitada la propiedad con cercados y, a decir del intendente, aunque habría intimaciones y ordenes desalojo cursadas por la empresa, no parecen demasiado ocupados en evitar la instalaciones clandestinas e incluso la extracción permanente de tierra de su propiedad que se usa para fabricar ladrillos.

Ante lo que denominó una “situación crítica” el jefe comunal decidió -y así se lo hizo saber a los vecinos del Progreso con quienes tuvo una entrevista ayer por la mañana- armar un parque de ladrillos en unas 100 hectáreas, propiedad del municipio, para entregar una parcela a cada uno de los que desarrollan la actividad. 

Igualmente, este proyecto ha estado parado, según explicó Sánchez, porque debe brindarle servicios, al menos agua y luz, algo que todavía no está provisto.

Esto se combinaría con la disposición de Corral Minera de realizar el cercado de su propiedad para así ponerle coto a la ocupación irregular de tierras y a la exigencia del municipio a Camuzzi para que coloque un cerco en el recorrido del gasoducto, al menos, en la zona urbana.

 
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