Algo malo debe estar ocurriendo de mitad de cancha hacia adelante para que el balón de oro lo haya ganado un zaguero y el de plata, un arquero...

Ayer se supo que el '2' del Real Madrid y de la selección italiana campeona del mundo, Fabio Cannavaro, fue elegido mejor jugador del mundo y Gianluigi Buffon, el '1' de esa selección, su escolta.

Cannavaro fue quien reclamó "mayor cinismo y defensa" después de empatar 1-1 con Estados Unidos el segundo partido de Mundial de Alemania. En adelante, Italia siguió al pie de la letra la fórmula de su capitán y la 'azzurra' fue campeón después de 24 años.

¿Con qué argumentos se premia a un futbolista que que tiene la misión de romper el juego, rechazar la pelota y, llegado el caso, encargarse también de los virtuosos? ¿Cómo ver en un zaguero al mejor del mundo? ¿Cómo considerar mejor un quite que una gambeta? Si la búsqueda del gol es la acción sublime del fútbol ¿por qué darle el oro a quien la impide?

Por definición, el fútbol se juega hacia adelante, en busca de la mejor posición para convertir un gol. En ese escenario, el zaguero es el último obstáculo.

Premiar al destructor dice mucho sobre cómo se piensa el fútbol. Considerar que un zaguero puede ser el mejor jugador que Ronaldinho dice mucho sobre qué cosas gustan más. En definitiva, premiar al destructor es una decisión ideológica.

Los electores de Cannavaro creen en un juego basado en el cero en el arco propio antes que el impulso ofensivo. Los que no, votamos por un fútbol de mitad de cancha en adelante.

Bien visto, la mitad de cancha de los que atacan es la mitad de cancha de los que defienden, pero votar por un zaguero es darle la pelota a los que defienden.

Por último, imaginemos la siguiente escena: Ronaldinho, la pelota en sus pies, y Cannavaro. Amigo lector, usted decide...

JUAN MOCCIARO

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