ROCA (AR).- "Los cirujas viajamos al final" manifestó exultante Soledad, la "seño" que les propuso un sueño a sus alumnos que nadie creía posible: salir de viaje de egresados después de 12 años, en los cuales a nadie en la escuela se le ocurrió intentarlo.

Pero eso no sería noticia si no se aclara que, para lograrlo, los 45 chicos que van a viajar son de séptimo grado de la Escuela 323 de Tiro Federal y trabajaron todo el año, a veces con lluvia, viento y frío, juntando cartón y botellas, vendiendo rifas, haciendo tertulias, creyendo firmemente en su esfuerzo y en sus maestras, que los estimularon para hacer algo por ellos mismos.

Finalmente, ayer por la tarde se subieron al cole y partieron hacia Embalse Río Tercero, en Córdoba, acompañados por las maestras que trabajaron a la par de ellos, Soledad y Liliana, un papá y dos porteros, porque "son los que mejor se manejan con los chicos".

El viaje incluye, según propusieron en el proyecto que debían presentar ante la Supervisión para obtener la autorización, una escapada a Córdoba capital para repartir folletería turística de la provincia.

"Lo más lindo es que lo vamos a disfrutar mucho porque trabajamos para esto", contó Soledad. Casi todos los días se juntaban a las 2 de la tarde en la casa de una de las profesoras y partían por los distintos barrios con bolsas de consorcio y cajones para juntar botellas de plástico y vidrio, cartones, revistas y diarios que luego clasificaban y vendían.

"Los varones son los que más trabajaron", explicó la maestra, pero, para compensar, las nenas eran las que tenían que juntar los pedidos para empanadas y vender en los recreos. "Había que ser justos con el trabajo", justificó la docente.

Con todo el esfuerzo lograron juntar 4.500 pesos y el resto, luego de insistir e in

sistir, lo donó Desarrollo Social del Municipio. También el intendente, Carlos Soria, consiguió el alojamiento en el complejo turístico que Nación tiene en Río Tercero, por lo que no tuvieron que pagar nada.

Soledad señaló: "luchamos por la igualdad de oportunidades para los chicos" pero aún así no fue fácil, ya que hubo que vencer muchas dificultades, sobre todo el descreimiento y la inercia de la comunidad educativa en general -muchos padres, maestros y directivos-, que "estaban acostumbrados a que la escuela no viaje".

El cuadro que pinta Soledad completa el panorama: son chicos muy humildes, de barrio Tiro Federal, Quinta 25 y Barrio Nuevo. La mayoría de los padres de estos chicos posee un Plan Jefes y Jefas de Hogar por todo ingreso familiar, hecho que hace realmente imposible pensar en pagar una sola cuota de un viaje de egresados.

Por otro lado, la existencia de ciertos prejuicios respecto de los alumnos que concurren a la escuela, por problemas de conducta, hicieron que esta empresa se tornara a veces cuesta arriba.

Soledad es sincera y cuenta que pocos padres y madres los acompañaron. "Ellos no creen en los maestros. Seguramente alguno los decepcionó, pero no todos somos así. Esta es una oportunidad de demostrar que podemos", manifestó convencida.