ROCA (AR).- Eligieron al choique como símbolo porque se identifican con él: ese avestruz patagónico que "corre, corre pero nunca va a poder volar". Así son ellos. Saben que tienen limitaciones, pero que igual es mucho lo que pueden hacer para avanzar.

Son jóvenes con diferentes discapacidades que quieren encontrar una salida laboral real y, a través del impulso de sus padres primero y ahora con la Asociación Civil Choique Patagónico de General Roca, lo están logrando.

Raúl Valenzuela, actual presidente de la asociación cuenta que todo nació en 1996, por la inquietud de varios padres, que tenían hijos en la Escuela Laboral 2 y sabían que una vez recibidos las posibilidades de insertarse en el mercado laboral eran casi nulas.

Dos años después formaron la Asociación Civil, en ese entonces con 35 personas, y con algunas ideas, pero sin lugar para desarrollarlas.

Recién a fines del año pasado, Roberto Pincheira, quien tenía un sobrino en la Escuela Laboral, se acercó y les ofreció en comodato por cinco años una parte de la chacra que tiene con su hermano para que pudieran comenzar a desarrollar un proyecto.

Nació así la idea de la huerta orgánica y parece mentira que esa hectárea ubicada en Parque Industrial, que estaba fuera de producción y había soportado una inundación de barro y arcilla unos años antes, en menos de seis meses esté produciendo distintas verduras, hortalizas y aromáticas.

Pero no hay que adelantarse. Primero hay que decir que en junio, cuando los integrantes de la asociación pusieron manos a la obra, tuvieron que desmalezar, limpiar, pasar el rastrón de madera para emparejar casi manualmente el terreno, pasar el arado y hacer surcos.

Luego de armar el proyecto de huerta orgánica y enviarlo a la provincia apareció una persona que sugirió que pidieran al gobierno al capacitador en huertas, Oscar Muñoz.

Ese dato no fue menor. Oscar vino a trabajar con los chicos por 6 meses y en menos de 5 lograron lo inimaginable: poner en producción un terreno para nada amable y sacar de los 5 chicos que trabajan a sol y a sombra lo mejor.

"Ojalá que la provincia pueda brindarles un capacitador por más tiempo", señala Oscar, puesto que su contrato es hasta diciembre.

"Igual yo voy a estar, pero esto tiene un ciclo. Cómo les enseño el despunte de guías si la planta todavía no creció", explica.

El desafío a futuro

Recién empiezan, todavía falta mucho. Necesitan sumar y por eso invitan a padres y sobre todo a chicos, que a pesar de su discapacidad puedan aprender y quieran valerse por si mismos.

Por ahora Ezequiel, Carlos, Fernando, Mario y Alejandro, siempre ayudados por Oscar y los padres, son los que realizan el trabajo y se llevan sus productos. Pero apuntan a más e ideas no les faltan.

Para Raúl, "ya hay una etapa cumplida que es el proyecto de huerta. Pero la meta final es que todo aquel chico que pueda y tenga capacidad de aprender y quiera explotar la tierra venga, que nosotros le damos una mano para que pueda ganarse la vida".