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Domingo 26 de Noviembre de 2006
 
Edicion impresa pag. 18 > Politicas
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Rostros graves, frases ambiguas, sonrisas de circunstancia. Cuando el intendente Alberto Icare anunció el último viernes que tomará una licencia de 30 días debido al deterioro de su salud, la sala de prensa del Centro Cívico fue un muestrario de la habitual distancia que suele haber en política entre el discurso público y los procesos internos. A micrófono abierto todos subrayaron su preocupación por la salud del intendente y la inconveniencia de especular hoy sobre cómo lo reemplazará el Frente para la Victoria si desiste de ir por la reelección.

Pero ninguno podrá negar que esta última reflexión ya está instalada en círculos cada vez menos reservados. Si barajar nombres y posibilidades puede parecer una indecencia cuando Icare pasa por un mal momento, para el FpV sería políticamente peligroso dejar correr el tiempo sin avanzar ya en un plan alternativo.

El deterioro progresivo que padece el intendente debido a su cuadro de diabetes es un dato de la realidad. El tratamiento de diálisis que inició hace 25 días seguramente se convertirá para él en un hábito irreversible y obliga a su partido SUR y a la sociedad que compone con el Frente Grande y el PJ a redefinir su proyecto electoral para el próximo año. El mismo secretario de Gobierno, Adolfo Fourés, definió a la salud de Icare como "una cuestión de Estado". De ello se deduce lo riesgoso de caer en el ocultamiento o la reserva injustificada sobre la cuestión. En estos casos la difusión de partes médicos detallados (y de sus implicancias políticas) no es estrictamente una violación de la intimidad como podría serlo en el caso de un ciudadano cualquiera.

Aunque nunca se habló mucho sobre el tema, las complicaciones de la salud de Icare no fueron súbitas ni inesperadas. Algunos de sus allegados han admitido que la obligación institucional de cederle el mando al concejal opositor Marcelo Cascón (como ocurrirá desde mañana) desalentó más de una vez en los últimos meses la posibilidad de pedir licencia.

Más allá de los avatares de la actual gestión, lo que preocupa en el FpV es la elección municipal del año próximo y su directa incidencia sobre el resultado provincial.

En la elección de diputados, un año atrás, muchos de los referentes locales del Frente Grande y el PJ lo criticaban con dureza y se jactaban de haberle ganado en Bariloche. Pero Miguel Pichetto entendió pocos después que el predicamento de Icare sigue siendo importante y que si pierde en esta ciudad probablemente deba archivar sus sueños de ser gobernador.

Así fue como pasó a retiro sus descalificaciones y mediante los buenos oficios de su socio Julio Arriaga fue a buscar a "Beto" para sumarlo al FpV.

La figura del intendente se convirtió entonces en el reaseguro de la coalición kirchnerista en esta ciudad. Una fuerza política que no se distrae en devaneos programáticos porque su eje y su razón de ser es la consigna "Icare 2007".

El efecto crucial del avance de su enfermedad es que pone en crisis ese proyecto y en los hechos "Beto" no tiene heredero natural. No lo confiesan expresamente. Pero quienes siguen de cerca su estado de salud tienen el convencimiento de que -salvo un cambio impensado- será una insensatez insistir con su candidatura a la reelección. Icare dio algunas pistas al señalar con voz firme que no cometerá "la torpeza" ni "la locura" de sostener su postulación si su salud no mejora.

Mientras llega el momento de la definiciones, comienzan a circular los indicios de que la eventual transición no será del todo armónica. Icare mide en las encuestas mucho mejor que cualquier aspirante a sucederlo. Pero en SUR deslizaron que cualquier reemplazo de su candidatura deberá ser resuelta "en el seno del partido". Una variante que en el PJ y el FG descartan de plano. "El único compromiso es con la reelección de Icare. Si esa posibilidad se cae hay que rediscutir todo de nuevo", advirtió ayer uno de los actores principales de la Alianza.

No faltó también quien especule que "si Beto se retira de la política estaría amenazada la misma continuidad de SUR, porque nació como un partido del poder que se organizó exclusivamente en torno a su figura". Por lógica, un escenario tan incierto revitaliza también el ánimo de la UCR, cuyos principales estrategas admiten desde hace tiempo que si el intendente opta a la reelección el llamado a las urnas viene con resultado puesto. Pero sin Icare la compulsa pasaría a tener final abierto.

 

DANIEL MARZAL

dmarzal@rionegro.com.ar

 
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