BEIRUT (AP)- El gobierno libanés aprobó ayer la creación de un tribunal internacional para enjuiciar a los sospechosos del asesinato de un ex primer ministro, a pesar de las objeciones del grupo guerrillero Hizbollah y del presidente, que respalda a Siria.

Aunque era esperada, la aprobación probablemente incrementará la crisis política que atraviesa el país y podría causar manifestaciones callejeras multitudinarias de Hizbollah y sus aliados para derrocar al gobierno del primer ministro Fuad Saniora. Pero Saniora dijo que la aprobación del tribunal no era una "provocación" a sus oponentes. "Esta decisión no es una provocación a nadie. Por el contrario, apunta a proteger a todos", manifestó Saniora, de acuerdo con una declaración leída por el ministro de Información Ghazi Aridi.

La renuncia este mes de seis ministros por Hizbollah y el asesinato de un ministro cristiano la semana pasada han intensificado las tensiones en Líbano.

Una investigación de las Naciones Unidas sobre el ataque con un camión cargado de explosivos que mató al ex primer ministro Hariri y a otras 22 personas en febrero del 2005, ha indicado que la complejidad de la matanza sugiere que participaron los servicios secretos de Siria y el Líbano. Damasco ha negado cualquier participación.

Antes de que la ONU comience a establecer el tribunal, el presidente libanés deberá aprobar el documento y el Parlamento -donde los críticos de Siria son mayoría- deberá ratificarlo. Pero el mandatario Emile Lahoud, aliado estrecho de Siria, ha expresado sus reservas acerca del documento que establece el tribunal. Damasco es considerado responsable de la muerte de Rafik.

Lahoud calificó la aprobación por el gobierno de ese documento previamente en el mes de "inconstitucional". La mayoría anti siria en el parlamento libanés ha acusado al presidente de tratar del bloquear el tribunal, una acusación que él niega. Asimismo, Siria insinuó el viernes que no cooperaría con el planeado tribunal porque no se le consultó sobre el mismo.

El primer ministro Fuad Saniora había expresado que estaba dispuesto a aplazar por "unos pocos días" la reunión del gabinete si seis ministros que renunciaron regresaban a sus puestos.

Antes de que el gobierno aprobara la creación del tribunal, Hizbollah -apoyado financieramente por Siria- reiteró sus amenazas de realizar protestas callejeras contra el gobierno. El líder de Hizbollah, el jeque Hassan Nasrallah y el presidente del Parlamento, Nabih Berri, emitieron una declaración en el que reiteraron la demanda de la organización chiíta de representación para la misma y sus aliados en el gobierno, lo que le daría poder de veto. Para obtener ese objetivo, prometieron usar "todos los medios democráticos y legales", en referencia a manifestaciones pacíficas.