En el Nuevo Gasómetro hubo preocupación, algunas emociones y mucha bronca, pero nada de fútbol.
San Lorenzo y Argentinos empataron en cero, practicaron un juego por momentos grotesco y el público 'azulgrana' enrojeció sus gargantas insultando a Oscar Ruggeri y sus jugadores.
La preocupación. A los tres minutos, Sebastián Saja salvó al equipo: Santibáñez y Prosperi armaron una gran pared por la derecha. Llegó el centro al corazón del área, Hauche metió la cabeza, tapó el '1', pero dejó el rebote vivo. Entró Choy González y definió de zurda, otra vez el arquero tapó, esta vez con las piernas.
Pero en el momento del cabezazo, Hauche y Tula chocaron sus cabezas. El de Argentinos, ensangrentado, se fue de la cancha en camilla; y el de San Lorenzo, del estadio en una ambulancia que ingresó al campo de juego. Camino al hospital recuperó plenamente la conciencia y se diluyó la gravedad de lo que parecía un problema serio.
A los 26, la primera emoción. Lavezzi desbordó por derecha, tiró el centro atrás para la llegada de Silvera. Y cuando el Cuqui se relamía de cara al gol, Juan Pablo Avendaño se lo llevó puesto. Penal, dijo Laverni. Saja se preparó, apuntó y sacó el zurdazo, pero Pontiroli se arrojó sobre su izquierda para mantener el cero en su arco.
Nada más hasta el final de la primera parte. La segunda tuvo su minuto más importante a los 13, cuando el árbitro volvió a marcar penal para San Lorenzo. Esta vez lo ejecutó Silvera, pero una vez más Pontiroli acertó y mantuvo su arco en cero.
Lo que siguió fue de lo peor que se vio en el Apertura y el final fue obvio. Cero goles, cero fútbol.