ROCA (AR).- Los peritos psiquiátricos Juan Pablo Kotlar y María Eugenia Abaca, describieron ayer la personalidad de David Sandoval, el lavacoches cipoleño que está siendo juzgado por la denominada "masacre del laboratorio", ocurrida en Cipolletti el 23 de mayo de 2002, y en donde fueron brutalmente asesinadas Alejandra Carbajales, Mónica García y Carmen Marcovecchio. La única sobreviviente fue Ketty Karabatic.

La conclusión de los especialistas es que Sandoval tiene una estructura de personalidad neurótica psicopática, y que en caso de haber cometido este hecho, hubiera comprendido perfectamente sus actos. Pero a una pregunta del camarista Carlos Gauna Kroeger, Kotlar señaló que "esto no quiere decir que estemos ante un delincuente o que vaya a delinquir".

Kotlar señaló que participó en una de las pericias psiquiátricas, y que duró como mínimo dos horas. Sin embargo, indicó que el abogado Claudio Romero -por aquel entonces defensor de David Sandoval- "interrumpía en algunos puntos claves. Tratábamos de determinar la veracidad de su testimonio y los dichos de su mujer, quien había señalado que era una persona violenta. El lo negó y el abogado no nos dejó continuar en esta línea, diciendo que estábamos haciendo un interrogatorio policial".

Según Kotlar, las características de la personalidad de Sandoval se basan en el dominio del otro, y para ello incluye tener ciertas apariencias. "Hubo una negación de todas las observaciones que se le fueron haciendo, por lo que es muy difícil sacar conclusiones cuando se niega todo".

"¿David pudo cometer este hecho?", le preguntó el defensor Eves Tejeda a Kotlar, a lo que el perito contestó que "por la personalidad neurótica con rasgos psicopáticos, puede cometer delitos, e incluso el que se le imputa".

Sobre el final, señaló que durante su infancia y adolescencia, David Sandoval fue objeto de burlas, humillado y discriminado en el orfanato; y que no tuvo a nadie que lo haya amparado".

Para la licenciada María Eugenia Abaca, durante las entrevistas que tuvo con el imputado, éste mostró "una alta defensividad, dificultades en el manejo de la agresividad, tratando de mostrar lo positivo de su personalidad". Señaló que la segunda pericia fue de mayor profundidad, y que en el caso de que hubiera cometido este hecho, "no observamos indicadores de que no podía comprender sus acciones".

El último testigo de la jornada fue el oficial principal Daniel Uribe. Al momento del hecho se desempeñaba en la Brigada de Investigaciones de Cipolletti, y relató -por momentos en forma confusa- cómo fue que emprendieron la búsqueda del autor. Uribe fue quien detuvo a Orlando "El Clavo" Sandoval, el imputado que en el juicio anterior fue absuelto por el beneficio de la duda.

Luego señaló cómo llegaron hasta David Sandoval. "El subcomisario Méndez nos dijo que una de las huellas levantadas en el lugar del hecho, tenía cinco puntos de coincidencia con una de David Sandoval. Luego, cuando se enteró que lo buscábamos, se presentó en la comisaría. Cuando se fue, quedó una huella de su zapatilla, que fue fotografiada, y que coincidía con uno de los rastros encontrados en el laboratorio", indicó entre otros conceptos.

Llegado el turno de preguntar del defensor, Uribe dijo que "no estuve cuando levantaron la pisada" y reconoció que no había acta de la fotografía de la huella de la zapatilla. Por otra parte, indicó que a pesar de tener varios testimonios que indicaban que David y "El Clavo" Sandoval se conocían, nunca los vio juntos.

La primera testigo de la audiencia de ayer fue Miriam Daoud, quien analizó los últimos movimientos realizados en la computadora que estaba en el laboratorio, sin encontrar nada extraño.