MEXICO (AFP) - El líder izquierdista mexicano Andrés Manuel López Obrador, que se autoproclamó "presidente legítimo" pese a perder las elecciones, ponía en marcha el martes su estrategia destinada a no dar tregua al gobierno del conservador Felipe Calderón, que inicia el 1 de diciembre.

"Decidimos declarar abolido el régimen de corrupción y privilegios, y comenzar la construcción de una nueva República", dijo el lunes López Obrador en una multitudinaria ceremonia de toma de posesión ficticia efectuada en el Zócalo de la capital y a menos de 11 días de que Calderón asuma el poder.

Con esta actitud, López Obrador intenta poner piedras en el camino a Calderón (Partido Acción Nacional, derecha), bajo la prédica de que le fueron arrebatadas las elecciones del 2 de julio pasado, en las que salió derrotado por un estrecho margen de 0,56% de los votos.

"Aceptar las reglas del actual régimen implica no sólo un acto de traición al pueblo de México, sino posponer indefinidamente el cambio democrático y resignarnos, impotentes, ante las tropelías de las élites económicas y políticas, secuestradoras de las instituciones públicas", añadió el ex alcalde de México frente a decenas de miles de personas.

La intención del líder del Partido de la Revolución Democrática (PRD, segunda fuerza legislativa) es poner bajo la lupa la actuación de cada uno de los ámbitos del gobierno de Calderón y con ese fin dispuso a dirigentes, a los que llama "secretarios" (ministros), como espejo del próximo gabinete oficial. Tras una serie de movilizaciones, que incluyeron un gran bloqueo instalado durante más de un mes en la principal avenida de la capital mexicana, López Obrador optó por convocar a una "asamblea popular" que lo nominó como "presidente legítimo". El extenso plantón instalado a lo largo de 8 km en una de las avenidas más transitadas de la capital mexicana y la postura de desconocer al presidente electo una vez confirmado por la justicia electoral, causó cierto fastidio entre los votantes independientes de López Obrador.