NEUQUEN (AN).- En el libro "El pintor de batallas" del laureado escritor y periodista español Arturo Pérez Reverte, éste hace que su personaje -un fotógrafo que estuvo 25 años al frente de las principales guerras del mundo- al superar el enamoramiento con la cámara, inicie un mea culpa, pero mucho más.

Asegura y demuestra a lo largo del libro que la pintura vale aún más que la fotografía, para arrancarle el corazón a la realidad.

Unos dicen que una imagen (fotográfica) vale más que mil palabras, remanido adagio pero bastante estricto con la verdad, si los hay. Otro como Pérez Reverte con su mochila bélica, que la pintura la supera.

Y para una mujer que ha navegado las letras a bordo de una cámara, todavía hay chances (y muchas) para la máquina de "atrapar las almas" como creían y aún creen algunos pueblos aborígenes.

Estamos refiriéndonos a Haydée Natali, graduada en Letras, Magister en Gestión de la Información, becada por el Instituto de Cooperación Iberoamericano en Madrid, España y por la OEA en la Universidad de Antioquía en Medellín, Colombia, entre otras cuestiones.

Para ella, la fotografía es casi toda su vida. Mejor dicho, es una porción de magnitud a la par de sus viajes alrededor del globo y tras el magnetismo que ejercen singulares personajes si los hay: los niños.

Oriente y Occidente -gran parte- fue cubierta por la incansable viajera, que llegó hace poco a Neuquén, desde Bahía Blanca ciudad donde nació, para exponer hasta fin de mes, en el Palacio Municipal

Todos los niños, un niño

La muestra se llama "Niños del mundo" y allí estuvimos, para hacer lo que Haydée Natali describió como un recorrido "a través del mundo de los niños, su asombro, alegría, inocencia, necesidades expresado en sus caritas, en su entorno".

Y ese entorno, es una móvil escenografía de fondo que salta de la India a Nepal para espiar en la iniciación al bu

dismo. O el orgullo y la alegría de los críos en la China, Japón, Rusia, Indonesia o se traslada a Túnez, Sudáfrica, Canadá, Estados Unidos de Norteamérica. De allí va o viene a Dinamarca, Ecuador y se asienta por un tiempo, nada más, en la Argentina.

- De un niño ¿qué más le atrapa?

- El poder de asombro. Una mirada curiosa, esperanzada.

- De un niño ¿qué no se deja atrapar?

- Lo que no entra en el radio de su interés en ese momento, como una llave de complicidad mutua.

- De un niño ¿qué más le duele y por eso lo fotografía?

-Su trabajo forzado, el robo de su tiempo para fantasear, jugar, su tristeza, responsabilidad de los mayores.

- De un niño ¿qué la deja plena entonces "apunta y dispara" su máquina?

- Lo que me produce emoción, la fugacidad del tiempo que poco a poco nos marca.

- ¿Sabe si alguno de sus niños en imagen ha modificado la realidad?

-Sí, la mía personalmente y la de algunos que me apoyaron para preparar esta muestra.

- Es una viajera incansable ¿lo hace por los niños?, ¿o por la pura búsqueda, nada más?

- En principio es una búsqueda permanente de mí misma, de la realidad de otros seres de lejanos países, y en esa búsqueda los niños esencialmente, a lo mejor se debe al hecho de ser docente, es como que no los busco, ellos me buscan a mi.

- Los niños en estado de gracia ¿en qué lugares los halló?

-En estado de gracia los encontré descansando en su cochecito, protegidos por su mamá en Rusia, en la alegría de la niña que pide el autógrafo a su cantante favorito, en la peleíta por una cucharita entre dos hermanos en Dinamarca, en la alegría de los chinitos, el complot de dos hermanitos ecuatorianos en el interior del avión desde el aire... en la inocencia y fantasía de los dos hermanitos de Bahía Blanca que saludan al tren y se reflejan en un charco.

- ¿Y en estado de desgracia?

-En estado de desgracia, en la India, dos hermanitas trabajando en un telar una alfombra, cantidad de horas en un lugar lúgubre y extremadamente húmedo. En la pequeña niña de Nepal que lleva a su hermanita en sus espaldas protegiéndola.

- ¿Puede una foto movilizar la indiferencia del mundo que tiene párpados y puños cerrados, para estas frágiles criaturas?

- ¡Ojalá!

Una imagen muy expresiva puede decir más que las palabras y movilizarnos para la acción.