FERNANDO BRAVO
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El gobierno de Jorge Carro está entre dos fuegos, en el preciso instante en que debe apurar la confección del Presupuesto 2007 y hacer digerible un cambio de partidas antes de que termine el presente año, por algunos gastos que se le han disparado más allá de lo políticamente tolerable.
Desde su asunción, el intendente manejó las relaciones laborales con ATE como principal (y en ocasiones, único) interlocutor, lo que cuajó en la redacción de un nuevo estatuto y escalafón, por primera vez en este municipio.
Ahora, ATE se plantó en una demanda de reajuste salarial por un nada desdeñable 30 por ciento sobre el sueldo básico de la categoría testigo, que proyectado a la masa salarial implicaría una suba de más de tres millones de pesos.
Pendiente aún la renegociación de la coparticipación con la provincia, podría ser riesgoso semejante aumento del gasto sin un correlato legítimo de ingresos, pues peligraría la plasticidad del municipio ante una coyuntura desfavorable.
Con todo, ATE y Carro siempre han sabido hacer buenas migas y no parece que esta sea la excepción. Así, algunas fuentes secretean que el gremio jugó una carta "fuerte" pero a sabiendas de que terminará negociando por números más manejables.
Sin embargo, hay otro frente de complicaciones. La UPCN se muestra soliviantada y dispuesta a recuperar protagonismo perdido. Acaba de urgir a la intendencia para que en 48 horas resuelva su reclamo de integración a la mesa salarial, sin mencionar el exitoso paro del viernes pasado.
Este empeño contrasta con otros antiguos silencios, como su conocida deserción de las negociaciones por el estatuto y la carrera municipal. Aquella ausencia vestida de tímido portazo terminó dándole la "gloria" a ATE. Precisamente, es ATE la que conformó primero una mesa salarial con Carro y ahora se niega a que UPCN se sume a ese foro, acusando al gremio que comanda Lorito de ser una "pseudo organización"; un atado de "serviles".
Eso, claro, erizó la epidermis de UPCN, que quiere enviar al intendente a la Justicia por "discriminación" sindical, al grito de "!aquí gobierna ATE!".
Para ATE, la UPCN es la forma gremial del sobischismo, genuflexa al líder por encima del interés de los afiliados. Para UPCN, ATE es la "patria sindical" que se dice revolucionaria desde la comodidad de un politburó de jerarcas.
Pero la verdad es que ni ATE ni UPCN, en conjunto, alcanzan siquiera a reunir el 50% de los municipales de San Martín, puesto que la mayoría son "independientes".
Eso crea una brecha en la representatividad sindical de este municipio y, por eso mismo, el gobierno no puede eludir dialogar con unos en desmedro de otros. En todo caso, debió proponer una mesa alternativa ni bien le fue solicitada. No alcanza con decir que el diálogo está abierto, si no hay acciones concretas.
Ahora bien, todo eso sin perjuicio de admitir que es absurdo que haya dos mesas de negociación salarial o acaso tres, si es que los independientes no quisieran "juntarse" con ATE y UPCN.
Tal desquicio se resolvería si el municipio adhiriera a los mecanismos propios de las paritarias. ¿O acaso a nivel provincial no hubo mesa de negociación con los mismos que aquí son como el agua y el aceite?
La movida obligaría a adecuar en parte el flamante estatuto, pero para el gobierno municipal sería, quizá, menos nocivo que tener que andar corriendo de trinchera en trinchera, sometido al fuego cruzado de los gremios.
