La extraña estructura descentrada de Andrómeda, la galaxia en espiral más próxima a nuestra Vía Láctea, nació de un choque colosal por una colisión con una galaxia compañera hace 210 millones de años, según un trabajo que se publica hoy en la revista científica Nature.
Gracias a imágenes obtenidas por el telescopio espacial Spitzer de la NASA, astrofísicos de Sudáfrica, Francia y EE.UU. encontraron la solución a un enigma planteado hace 20 años: cómo explicar el anillo externo de Andrómeda, cuyo centro está desplazado un poco más de 3.000 años luz en relación al de la galaxia en espiral más grande de nuestra parte del universo.
Estas imágenes, tomadas por Spitzer con infrarrojos a corta y media distancia, revelan lo que la luz visible no permitía distinguir. En el corazón de la galaxia, se disimula un segundo anillo de gas y polvo, también descentrado, que constituiría la primera consecuencia de una gigantesca onda de choque. (AFP)