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Jueves 19 de Octubre de 2006
 
Edicion impresa pag. 26 y 27 >
El test de la "rana"

El interés de los esposos por saber si van a tener o no un hijo no ha decaído durante toda la historia humana. Según un milenario papiro del Egipto de los faraones, para detectar si la mujer está embarazada debe hacérsela orinar sobre semillas de trigo y cebada. Si después de varios días sólo germina la cebada, el hijo será varón; si germina el trigo, será mujer; si no germina nada, la mujer no está embarazada (el papiro no da el diagnóstico cuando germinan ambos). Estudios hechos en 1963 mostraron que la orina de una mujer embarazada produce la germinación el 70% de las veces, mientras que nunca lo hace la de las mujeres no embarazadas o de los hombres. En 1928 los ginecólogos alemanes Ascheim y Zondek desarrollaron un método más científico, inyectando la orina de la mujer en ratas hembras impúberes dos veces por día durante 3 días sucesivos. Después de unas 100 horas sacrificaban las ratas e inspeccionaban la presencia de cuerpos lúteos en sus ovarios. Si éstos estaban engrosados, había un 80% de probabilidad de embarazo. El Método Ascheim-Zondek, bastante más complejo y costoso que el egipcio, no tenía mucha más precisión.

Hace muy poco tiempo que se conoce la explicación detallada de estos métodos biológicos de detección precoz del embarazo, que permiten descubrirlo en sus primeros días y antes de la aparición de síntomas como la interrupción de la menstruación. En 1930 Collip y sus colaboradores descubrie-ron que, cuando una mujer queda embarazada, en su orina aparecen fragmen-tos de una hormona, la gona- dotrofina coriónica humana o HCG (sigla de su nombre inglés Human Chorionic Gonadotropin). Los métodos egipcio y alemán, como la casi totalidad de los métodos biológicos de detección de embarazo, sólo capitalizan los efectos visibles que la HCG tiene sobre algunas plantas y animales. Recién a partir de la década de 1960 comenzó el desarrollo de los métodos directos y rápidos que se usan hoy basados en reacciones inmunológicas producidas por la HCG. Antes de eso, un médico argentino ya había puesto a punto un sistema simple y barato que probablemente sólo recuerden unos pocos ancianos como yo.

En 1942, el citólogo Eduardo de Robertis dirigía el área de su especialidad en el Instituto de Anatomía General y Embriología que dirigía entonces Bernardo Houssay (quien recibiría el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1947). De Robertis descubrió entonces que la inyección de HCG en sapos provoca la liberación de espermatozoides por sus células de Sertoli. Su condiscípulo Carlos Galli Mainini, mientras trabajaba en el Hospital Rivadavia de Buenos Aires entre 1942 y 1947, dedujo que si la mujer embarazada tenía HCG en su orina, su inyección en sapos causaría la maduración y expulsión de sus espermatozoides. Inyectó entonces orina de mujeres embarazadas en el saco linfático dorsal de sapos machos comunes (Bufo Arenarium); al cabo de 2 o 3 horas examinó su orina al microscopio y, albricias, allí estaban los espermatozoides. El método, luego denominado Reacción de Galli Mainini (popularmente conocido en la época como el test de la "rana"), proporcionó un modo eficaz y económico de diagnóstico precoz del embarazo y se usó masivamente en Argentina y América Latina durante varias décadas. A juzgar por la falta de referencias en la literatura sobre el tema, el método no tuvo difusión en Europa y Estados Unidos donde, hasta el desarrollo de los ensayos inmunológicos antedichos, aparentemente se usaron otros métodos biológicos más complejos, como el de las ratas.

Carlos Galli Mainini nació en Buenos Aires en 1914. Estudió en la Universidad de Buenos Aires, donde obtuvo su diploma de Médico en 1937, especializándose luego en Endocrinología. Trabajó en el Servicio de Clínica Médica del Reggio Policlínico de Roma (Italia) y como becario en la Universidad de Harvard (Estados Unidos). De regreso en Argentina, fue investi- gador del Instituto de Biología y Medicina Experimental dirigido por Bernardo Houssay. Fue Jefe de Clínica Médica del Hospital de La-nús y publicó trabajos en revistas científicas nacionales y extranjeras. Fundamentó detalladamente su método en una monografía de 142 páginas, con prólogo de Houssay, titulada "El diagnóstico del Embarazo con Ba- tracios Macho". Falleció el 16 de octubre de 1961, aparentemente en la ciu-dad de Buenos Aires. Muy po-cos argentinos conocen su obra y su nombre.

Puede haber HCG en la orina aun sin embarazo, pero esto es muy improbable. De todos los métodos disponibles hoy, los basados en esta hormona son los que permiten la detección más temprana y ella es la base de los rápidos y sencillos tests de embarazo actuales. Estos no habrían podido desarrollarse sin la gran comprensión de los fenómenos biológicos y bioquímicos que han alcanzado las Ciencias Médicas. El test de la "rana" es sólo un ejemplo, entre muchos, que pone claramente en evidencia el imprescindible basamento científico de la Medicina que, con la Electrónica, son prototipos de tecno-ciencias, tecnologías basadas en saberes científicos.

La disponibilidad y facilidad de acceso a las tecnologías médicas han sido, son y serán siempre cruciales para proteger el más importante de todos los bienes, aunque no el más preciado desde el punto de vista económico: la vida humana.

 

CARLOS EDUARDO SOLIVEREZ (*)

Especial para "Río Negro"

(*) Doctor en Física y Diplomado en Ciencias Sociales.

 
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