El ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, presentó anoche el programa de gobierno que impulsa como sustento de una "concertación" opositora para las elecciones del año próximo, frente a un público caracterizado por presencias justicialistas y ausencias radicales.

A pesar del sentido de la convocatoria, Lavagna insistió en mantener en suspenso el lanzamiento de su candidatura.

"No soy aún candidato, primero están las propuestas", insistió en declaraciones a la prensa, tras su disertación en tono académico en el anfiteatro de la Sociedad Rural de Palermo.

Lo escuchó un auditorio de unos dos mil dirigentes integrado por referentes del grupo peronista El General, jóvenes de la agrupación Generación Democrática, el MID, profesionales y empresarios.

Vestido con traje negro, camisa blanca y corbata bordó, Lavagna leyó su discurso prácticamente por completo, durante más de una hora y media. Se ubicó solo en el escenario, detrás de un atril.

A sus espaldas, un cartel advertía "Instituto para la Concertación, Equidad y Democracia".

Tras hacer eje en "cinco" puntos centrales como la educación, la justicia social, el trabajo digno, la seguridad ciudadana y la defensa de las instituciones, Lavagna lanzó duras críticas contra el gobierno de Néstor Kirchner, al que acusó de "crispar a la sociedad" y generar hechos de violencia como los de San Vicente.

A su vez, el ex ministro llamó a formar "una cruzada nacional contra la pobreza" y advirtió sobre "los riesgos del populismo clientelista" y el "setentismo que abre el camino a los sectores más reaccionarios de la sociedad".

Lavagna reclamó al gobierno que "deje de tapar" los "errores con "plata a la prensa" y "se dedique a reflexionar para corregirlos".

Aunque negó que se tratara del lanzamiento de su candidatura, el economista admitió que el acto sirvió como "una jornada de reflexión para presentar un programa alternativo de gobierno para el 2007" y, en ese marco, ratificó su "voluntad" para llevarlo adelante.

Sin embargo, Lavagna volvió a rechazar presiones para adelantar sus tiempos electorales. "No se dejen engañar por los propagandistas, por los escribas del poder.

No acepto presiones de nadie. Ni de los que -desde las esferas del gobierno- me quieren ver en mi casa o lejos del país. Ni de los que -desde la oposición- piensan en candidaturas antes que en un proyecto", enfatizó.

Entre los presentes estuvieron sentados en las primeras filas los diputados del grupo El General, Jorge Sarghini, Eduardo Camaño y la peronista opositora Marina Cassese; el presidente del MID, Carlos Zaffore y el ex frepasista Rodolfo Rodil.

También el lavagnista porteño Carlos Campolongo, el consultor Javier González Fraga y el escritor Abel Posse.

En cambio no se vio a ninguno de los referentes radicales que impulsan su candidatura. Las ausencias alimentaron la incertidumbre en torno a la participación de la UCR en la alianza que promueve a Lavagna.

Críticas por la alianza con Chávez

Lavagna aprovechó un tramo de su discurso para volver a criticar la alianza de Kirchner con el presidente venezolano Hugo Chávez.

También propuso una reforma electoral para eliminar las listas sábana y dijo creer en los "liderazgos fuertes, pero tranquilos, serenos", que defiendan "el normal funcionamiento de las instituciones".

"No quiero un país en manos de mercachifles de derecha que se tornan autoritarios y su único valor es la billetera, pero tampoco a comisarios políticos de izquierda que se creen iluminados y mezclan autoritarismo y billetera", enfatizó. (DyN y Télam)