A fuerza de millones, estrellas y palabras calientes, el fútbol europeo fue construyendo el clásico que necesitaba.
Barcelona y Chelsea, de ellos se trata, se cruzaron en octavos de final de la Liga de Campeones de 2004/05 y el equipo de Londres se deshizo del español. Al año siguiente se volvieron a ver las caras, esta vez en semifinales, el 'blaugrana' se cobró la deuda, pasó a semifinales y fue campeón europeo.
Esta temporada, el sorteo los ubicó en el mismo grupo. Ayer se enfrentaron en Stamford Bridge y ganaron los locales 1-0, pero pudo ser por más. Dentro de 15 días se volverán a enfrentar, pero en Nou Camp barcelonista. Allí definirán quién se quedará con el grupo. En cualquier caso, ambos seguirán en carrera y sólo volverán a cruzarse en la final.
El partido fue más intenso que bien jugado. El sudor se impuso al talento y el Chelsea estuvo mejor. El equipo de Londres se adelantó a partir de una brillantísima acción de Drogba. El delantero marfileño controló en el borde del área, giró y colocó el balón junto al palo izquierdo de Valdés.
El Barcelona estuvo muy lejos de su mejor forma y nunca terminó de superar a su rival, aún cuando se apoderó de la pelota durante todo el segundo tiempo. El equipo de Rijkaard sintió la opacidad de Lionel Messi, que sólo apareció en su plenitud a los 24 del primer tiempo con tiro bajo y potente que el arquero Hilario desvió al corner.
En el otro partido del Grupo, el Werder Bremen derrotó 2-0 al Levski Sofía.