Domingo 01 de Octubre de 2006 Edicion impresa pag. 46 y 47 > Cultura y Espectaculos
ROSA MONTERO: "Las novelas son los sueños de la humanidad"
Rosa Montero es una de las grandes narradoras españolas de su tiempo y toda una figura en "El País" de España.

Hace unos ocho años, Rosa Montero contestó un mail personal que jamás pensé tendría una vuelta de correo.

Para un admirador de su obra, un lector, pero más aun para un cronista, entrevistar a la gran periodista y escritora española, representa un delicado sueño que uno no quiere estropear.

Tal vez por eso tardé tanto tiempo en proponerle entrecruzar una serie de preguntas y respuestas, y tal vez por eso, mis interrogantes no han pretendido ser académicos, ni demasiado solemnes, acaso tampoco profundos.

Son preguntas que indagan en temas que, creo, cualquiera trataría al calor de una taza de café. Una manera posible de encontrar también la tan ansiada claridad de las cosas.

"Soy mujer y escribo. Soy plebeya y sé leer. Nací sierva y soy libre. He visto en mi vida cosas maravillosas. He hecho en mi vida cosas maravillosas", dicen las primeras líneas de su última novela "Historia del rey transparente" (Alfaguara). De Rosa Montero, sus lectores pueden ratificar algunas de estas verdades. A su arte le debemos intensos momentos, delicados paisajes e historias que perduran en un refugio invisible.

- Tiempo atrás leía una serie de entrevistas del París Review, donde muchos de los escritores confesaban sus modos de dar comienzo a una novela. En cierta forma me recordó a la relación que tienen los actores con sus personajes. Algunos simplemente se lanzan al vacío y otros tratan de experimentar sensaciones que podrían caracterizarlos. ¿Cómo es en tu caso?

- Pues verás, tú no escoges las historias que cuentas, sino que las historias te escogen a ti. Las novelas son como sueños diurnos que el escritor sueña con los ojos abiertos. Son imágenes, o frases, o conceptos, que de repente se encienden dentro de tu cabeza, sin que sepas por qué, y que te obligan a escribir sobre ello. De manera que las novelas nacen de un grumo muy pequeño que yo llamo el huevecillo y que luego va creciendo y creciendo de forma orgánica, aparentemente por sí solo.

- También leí por ahí que Norman Mailer aseguraba que para escribir una novela es necesario estar en buena forma física. ¿Estás de acuerdo? ¿Qué condiciones crees que debe reunir un escritor?

- Ha habido escritores de todo tipo. También los enfermísimos, como Stevenson o Proust. Pero creo que Mailer se refería a que escribir una novela es un trabajo muy duro. Y verdaderamente lo es. Somos los obreros de la literatura y me siento orgullosa de ese carácter fabril. Una novela lleva mucho (a mí, unos tres años), infinitas horas sentado frente al ordenador tecleando... Te duele la cabeza, te duele la espalda, te duelen los dedos. Pero vamos, la única condición que debe reunir un escritor para ser escritor es necesitar verdaderamente escribir para sobrevivir, para aguantar la vida. Esa necesidad es la que te hace ser un escritor. Luego, puedes ser un escritor bueno o malo. Eso ya es más complicado de definir. Pero desde luego para aspirar a escribir bien otra cosa que debes hacer es ser fiel a las novelas que se te imponen. Es decir, escribir sólo aquellos libros que necesitas escribir, y no aquellos que crees que pueden gustar en el mercado.

- ¿Por qué la novela como entidad creativa nos continúa fascinando? Digo esto porque ya hace unos años se diagnosticó su decaimiento, sin embargo no ha dejado de resurgir y, en cierta forma, de reinventarse.

- Lo de la muerte de la novela es una imbecilidad. Está en perfecto estado de salud, y es normal que lo esté. Porque las novelas son los sueños de la humanidad, y las necesitamos de la misma manera que necesitamos los sueños. Se han hecho experimentos de laboratorio en los cuales se impedía soñar a los sujetos; sí dormían, pero cuando el cerebro entraba en la fase del sueño, se les despertaba. Bueno, pues después de unos pocos días sin soñar, los sujetos experimentaban crisis esquizofrénicas. Necesitamos las novelas para ponernos en contacto con nuestro inconsciente, para ser más sabios, para no volvernos más locos de lo que ya estamos. Otra cosa, claro, es que las novelas cambian todo el rato, porque las sociedades cambian y por consiguiente sus sueños son distintos. Hoy sería ridículo escribir un gran novelón del tipo de los novelones del XIX, con una férrea estructura de planeamiento, nudo y desenlace, porque ya no contemplamos la vida así, la vida hoy es mucho más rota, fragmentaria, confusa. Y por consiguiente la novela actual también.

- ¿Con qué literatura te sientes identificada como lectora y con cuál como escritora?

- Uf, imposible decirlo. Me gustan muchísimos autores y muy diversos.

- Ayer leía en un artículo del fallecido Miguel Briante, que Juan Carlos Onetti pasó buena parte de su vida en una cama, y Vinicius de Moraes hizo algo muy similar sólo que en la bañera. ¿Se te ocurren motivos para estas reclusiones tan singulares? ¿Tienes la tuya?

- Se me ocurre que eran grandes neuróticos, y que por lo general los escritores somos bastante neuras. De hecho, creo que muchos novelistas tenemos la convicción de que escribir nos salva de la locura.

- El año pasado, yendo para el sur del sur, en una camioneta con unos amigos, leí "Enrique V" (yo no manejo). Fue una experiencia dentro de la experiencia (la nada y luego la sangre tamizada por Shakespeare). Cuando viajas, ¿te aferras a alguna literatura en especial?

- Tampoco. Leo de todo. Pero como me gusta llevarme muchos libros (es una especie de manía, me aterra quedarme sin algo que leer y siempre acarreo montones de libros de acá para allá), para los viajes suelo escoger aquellos que tengo en ediciones de bolsillo, para que pesen menos.

- Internet está gestando un nuevo tipo de lector, un nuevo tipo de relator, el blogger ¿cómo te imaginas que serán contadas las historias en el futuro?

- Imposible imaginarlo, porque dependerá de cómo sea ese futuro. Y las predicciones siempre suelen errar.

- ¿Cómo se entrelaza o se desarrolla tu trabajo como periodista y la escritura artística que seguramente no pocas veces te exige reclusión o silencio total?

- Perfectamente. Dentro de nosotros somos muchos y tenemos diversas vertientes. Yo tengo el amor y la necesidad de la soledad, por un lado, y por otro el interés y el gusto por la gente. Además, el periodismo es un género literario como cualquier otro, y resulta tan fácil compaginarlo con la narrativa como compaginar poesía y ensayo, por ejemplo.

- Si no has sido invitada a la Patagonia , pues lo hago yo ¿te atreves?

- Me encantaría ir. Me encantan los confines. De hecho, llevo años pensando en viajar a la Patagonia. El problema es que tendría que hacerlo en mi invierno, y nunca consigo reunir un mes libre en invierno.

- Tengo la certeza de que en determinados momentos se puede vivir a pan, arroz, agua, más un cóctel de los escritores que amas. ¿Conservas una dieta de escritores que no abandonas jamás?

- No. De hecho, no suelo releer. Hay tantísimos libros maravillosos que aún no he leído que por lo general prefiero aventurarme por nuevos horizontes,

- ¿Vives fácil o lo complicas un poco?

- ¡Uf! Soy un poco neura, como corresponde, y tiendo a angustiarme bastante por las cosas y a darles demasiadas vueltas. Tuve un medio novio que me llamaba Torturín, o sea que...

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