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Domingo 01 de Octubre de 2006
 
Edicion impresa pag. 48 > Cultura y Espectaculos
Bob Dylan versiona estos "Tiempos modernos"
El músico hurga en el pasado para contar el mundo de hoy eludiendo el rol contestatario tradicional.
Bob Dylan sigue produciendo "clásicos" y lo demuestra en estos "Tiempos modernos".
Bob Dylan sigue produciendo "clásicos" y lo demuestra en estos "Tiempos modernos".
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BUENOS AIRES (Télam).- Un prócer del rock, Bob Dylan, editó "Tiempos modernos", nuevo disco en el que hurga en el viejo blues, el country, el jazz y el vodevil para entregar 10 canciones que acreditan su saludable condición de clásico.

Con un título chaplinesco y un sonido que está muy lejos de las deformaciones de la modernidad, Dylan vuelve a entregar una obra clave, que sobresale aún más si se lo compara con registros actuales. A pesar de ser un buen disco, "Tiempos modernos" seguramente no está a la altura de la tríada genial "Blonde on Blonde", "Blood on the tracks" y "Higway 61 Revisited", pero sin dudas es mejor que mucha de la música que se ha producido en 2005, en 2006 y seguramente se producirá en 2007.

El siglo XXI parece haber traído una abundancia dylaniana, dos discos de estudio en seis años, una película, "Anónimos", un documental "No Direction Home" -dirigido por Martin Scorsese-, la excelente biografía del trovador a cargo de Howard Sounes y el primer volumen de los tres "Crónicas" autobiográficas. Además, Dylan atraviesa, incómodo, una etapa de reconocimientos a diestra y siniestra, de homenajes y robos, pero a este caminante poco le importa y sigue a pesar de los achaques de los años.

En "Tiempos modernos", Dylan o su álter ego Jack Frost -nombre que utiliza el músico para firmar la producción del CD- hurga en su pasado musical, que va desde el blues, el jazz, el vodevil, y el country más antiguo, amén de ciertos aires de folclore indígena estadounidense.

"Tiempos modernos" es un disco de canciones largas, que no bajan de los cuatro minutos, en el que la voz de Dylan suena mucho mejor que en "Love and Theft" (2001), acompañado por la banda con la que suele girar incansablemente.

Dylan canta tan bien en este disco que en los temas más "jazzies", decide vestirse como un "crooner", como si fuera el cantante de la orquesta de Cole Porter o como si quisiera ponerse en los zapatos de Nat King Cole. Con un sonido específico de la batería de George Receli, que tocó todo el registro con escobillas, el disco contiene varias canciones que aspiran, con justa intención, a ingresar en la categoría de clásicos. Una de ellas es "Thunder on the Mountain", que abre el disco, una canción suave, de guitarras acústicas, en la que Dylan dice que "estudio el arte del amor" y cree que "éste le va a quedar como un guante". Otro himno es "Workingman's Blues Number 2", que tiene un comienzo a piano sobre el cual Dylan se toma 6 minutos notables para relatar los pesares de los trabajadores estadounidenses en la era de George W. Bush.

De Bob Dylan aprendió Bruce Springsteen, que como pocos músicos retrató a lo largo de su carrera las penurias de la clase obrera estadounidense, en discos como "Nebraska" y "The Ghost of Tom Joad".

El título de ese tema contra usureros y banqueros, está tomado de una canción de Merle Haggard, un músico country de izquierda, de los años 60, pero no es la primer batalla social de Dylan, un hombre que arremetió contra Lyndon Jonhson, Richard Nixon y Ronald Reagan, sin darles demasiada importancia, ya que no eran rivales de fuste. Cierran el disco los 9 minutos de "Ain't Talkin", una canción trotamundos en la que Dylan cuenta su caminata por las ciudades de las plagas, por un mundo borroso y misterioso, en el que "ha practicado una fe abandonada hace mucho tiempo" y en el que "no hay altares en este camino largo y solitario".

En "Spirit on the Water" y bajo un cierto aire jazzero, un hombre maduro cuenta cómo seduce a una mujer con todo el bagaje y la experiencia de su vida, siempre con voz de crooner. "When the Deals Goes Down", es una hermosa balada como para cantarle a la nueva mujer fatal de Hollywood, Scarlett Johansson, elegida por Dylan para actuar en el video de la canción. Mientras que "Rolling and Tumblin" es un rock viejo, antiguo como si hubiera surgido de las manos de Carl Perkins, al punto tal que parece grabado en la segunda mitad de los 50 en los estudios de Sun Records, con un Dylan enojado al cantar. "Beyond the Horizon" es otra balada jazzera en el que se desgarra un hombre que le dice a su amada que más allá de todo, él la va a seguir en cada paso. La canción tiene un punteo elegantísimo.

Otra mirada sobre los Estados Unidos es "The Levee's Gonna Break", un blues en el que Dylan habla de inundaciones, como si se refiriera al Katrina, sólo que habla sin hablar de un tema, eludiendo el rol contestatario tradicional.

 
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Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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