Hace dos meses Pablo Verani estrenó oficinas alquiladas en el centro de Roca.
Pocos muebles y muy sencillos. Dos colaboradoras. Nada de cuadros ni afiches. Nada de plantas. Y elocuente miseria culinaria: nada de café, té o cuartelero mate cocido.
Cuando "Río Negro" entró, se cruzó con pibes de la JR.
- ¡Grande Pablo! - le dijo uno - ¡Quiere que echemos a los viejos de todos los cargos partidarios!... ¡En las urnas, claro!...
- ¡Se viene otra guerra del cerdo, periodista! - ironizó un Franja Morada de la Facultad de Medicina.
- Sí, es cierto - dice Verani rato después.
- Los pibes vienen a verme... quieren ser protagonistas y los viejos los tapamos por acá, por allá, con esto o con los otros... y los no tan viejos también... Yo estoy de salida... decían que quería ser senador, diputado nacional y jamás tuve la menor aspiración de eso... si lo hubiera querido ¿no lo hubiera logrado!... Este radicalismo tiene que renovarse... tenemos mu-cha gente que, aún siendo joven, lleva mucho en la candelero... burocratiza-dos, con patologías propias de años en el poder... Sí, sí... todos, los días vienen pibes a verme y yo los animo: luchar por los cargos partidarios... Nos tienen que echar... yo los voy ayudar, por supuesto...