NEUQUEN (AN).- Acto primero: Sevilla, siglo XVII. En el exterior de una casa están Doña Ana, Don Octavio, un enmascarado llamado Don Juan y su fiel criado Leporello. La acción se inicia con Doña Ana como víctima de un ultraje y el enmascarado perseguido, que dan pie al desarrollo de una de las obras más sublimes de Wolfgang Amadeus Mozart y Lorenzo Da Ponte: la ópera "Don Juan", que forma parte de su trilogía integrada además por "Cosi fan tutte" y "Las bodas de Fígaro".

Este drama 'giocoso' en dos actos, en versión de concierto cantado en italiano desembarcará en Neuquén en un espectáculo de primer nivel.

La Orquesta Sinfónica de Neuquén, bajo la dirección del maestro Andrés Tolcachir; siete solistas de la lírica de Buenos Aires; Marcelo Arce como relator y César Tello como maestro preparador, interpretarán "Don Juan" mañana y el sábado a las 21 en el salón Rainbow de Casino Magic.

Las entradas tienen un valor de 40 pesos la platea, 30 pesos la pullman y 20 pesos la popular. Se pueden adquirir anticipadamente en el local de Todomúsica ubicado en avenida Argentina 261.

Los solistas de la Lírica interpretarán a cada uno de los personajes de la ópera. Don Juan será Fernando Grassi, el Commendatore estará a cargo de Claudio Rotella, Doña Ana será encarnada por Rocío Cereceda, Don Octavio por Iván Maier, Doña Elvira por Mónica Koggionis, Leporello por Gabriel Motta y la voz de Zerlina estará en la garganta de Silvina Martino.

Marcelo Arce estará a cargo del relato de lo sucedido en cada escena y de servir de nexo entre cada acto. Habrá una pantalla gigante donde se proyectará la obra subtitulada en español.

El tema de Don Juan, no es nuevo, desde que Tirso de Molina la escribió en 1630, surgen incontables óperas donjuanescas, contándose hasta 1787 cuatro obras. Una de ellas es la de Mozart con libreto de Da Ponte.

El "Don Juan" de Mozart se estrenó en el teatro Nacional de Praga en octubre de 1787 y si bien existían varias versiones, el compositor austríaco logra crear musicalmente un personaje, el del libertino, que sobrepasa a todos los demás.

Mozart hizo esta ópera con tono alegre pero dejando entrever un sabor amargo, para lograr así un fiel retrato de Giovanni seductor. La vida de Don Juan era una vida de permanente búsqueda. En su constante tarea de seducir mujeres le sucedían anécdotas cómicas, era un hombre al que le gustaban todas las mujeres y lo más importante para él, según refieren quienes se dedicaron a estudiar su vida, era anotar en su libreta el mayor número de conquistas femeninas que pudiera. Pero en realidad, ese desesperado frenesí tenía más que ver con la búsqueda interna de una perfección imposible.

Otro de los personajes importantes de la ópera y que incluso utiliza el mismo tipo de voz que Don Juan, es su siervo Leporello, que actúa como su conciencia, es el álter ego de Giovanni. Testigo de sus relaciones amorosas, Leporello desnuda aquello que Don Juan no se atreve a decir.

Mucho se investigó y escribió sobre la historia de la obertura de "Don Juan". Mozart compuso una introducción totalmente original. Algunos sostienen que el compositor la escribió la noche anterior al estreno de la obra. Dicen que esa noche Amadeus fue a jugar al villar y a la madrugada la compuso. Esto se puede deducir, según algunas teorías, del hecho que las obras de Mozart están escritas en originales, no hay copias con correcciones.

Sin embargo, otros estudiosos afirman que en realidad, Mozart componía sus obras durante meses y hasta años en su cabeza, y recién cuando las tenía totalmente armadas y corregidas en su mente las volcaba al papel. Estos mismos historiadores corroboran que la obertura de "Don Juan" fue escrita la noche anterior al estreno, pero que en realidad esto fue hecho a propósito. Mozart no quería, por alguna razón no conocida, que se conociera la pieza hasta el momento final.

Final del Acto Segundo: Don Juan está cenando alegremente en su casa. Entra una estatua del Comendador y le habla tratando de que se arrepienta de todo lo que hizo, pero sin conseguirlo. El Comendador toma la mano de Don Juan y lo arrastra consigo a las llamas del infierno, mientras canta un invisible coro de demonios. Todos los demás personajes deciden su porvenir. Así concluye una de las piezas magistrales del compositor austríaco.