CIPOLLETTI (AC).- "La seguridad es un aspecto prioritario en la organización y funcionamiento de todo sistema de salud y tiene implicancias directas en la calidad de la atención de las personas. La seguridad del paciente está directamente relacionada tanto con la prevención de errores que ocurren y se originan en el propio proceso de atención, como en la mitigación y corrección de sus consecuencias". Estos conceptos fueron vertidos por la doctora Zulma Ortiz, integrante de la Academia Nacional de Medicina, quien llegó a esta ciudad invitada por el Colegio Médico de Cipolletti que preside el doctor Rubén Mombrú para exponer sobre el programa para el mejoramiento de la seguridad de los pacientes que desarrolla la ANM desde el 2001, cuando incluso constituyó el Comité de Error y Calidad en Medicina. El delicado tema de "eventos adversos" -que la gente identifica en líneas generales como "mala praxis"- fue chequeado mediante una experiencia realizada en ajuste al programa que si bien no puede extrapolarse a todo el país, marca una tendencia. Tomadas al azar, de 3.867 internaciones se seleccionaron 614 y 433 evaluaciones, llegándose a la conclusión de que hay un porcentaje de 13,4 "eventos adversos", con mayor incidencia en terapia intensiva y en las especialidades quirúrgicas.
Los tipos de "eventos adversos" frecuentemente más identificados resultaron las infecciones intrahospitalarias, procedimientos quirúrgicos y error en la medicación. Y un dato clave: el 94 por ciento de todos los "eventos adversos" se tipificaron como "prevenibles".
Las exposiciones de Ortiz, incluyendo estos datos puntuales, se realizaron en el amplio salón del CMC de avenida Alem. Mombrú destacó la importancia del acontecimiento. "Es de trascendencia superior, para que todo el proceso de atención sea de la mejor calidad y seguridad posibles", dijo. El propósito de este programa de la ANM que se implementa a través del Centro de Investigaciones Epidemiológicas -y que tiene el total apoyo de ministerio de
Salud de la Nación- apunta a diseñar, validar y evaluar metodologías que permitan identificar errores (mala praxis), casi errores y eventos adversos, analizar el mecanismo de su producción y contribuir a señalar los procesos correctivos.
Generar defensas
Ortiz resaltó que para construir un sistema de atención seguro es necesario "generar defensas" que permitan evitar la ocurrencia de errores o mitigar sus efectos "a través de la búsqueda, análisis y solución de los distintos condicionantes del error". Y así, citó varias recomendaciones, que incluso se corresponden con las del Instituto de Medicina de la Academia de Ciencias de Estados Unidos:
-Fijar estándares de realizaciones y seguridad.
-Recomendar a los acreditadores que exijan planes y programas de calidad a las organizaciones médicas prestadoras.
-Advertir a las entidades que certifican o recertifican que tengan en cuenta la capacidad en prácticas de seguridad.
-Favorecer que las sociedades profesionales eduquen en aspectos relacionados con la calidad de la atención, con especial énfasis en la seguridad.
-Orientar el diseño de presentación de medicamentos para que ofrezcan mayores seguridades.
El programa, advirtió la delegada de la Academia de Medicina, tiene un punto superlativo en la "educación continua", que incluye el entrenamiento de profesionales de la salud en el uso de herramientas destinadas a mejorar la seguridad de los pacientes.
