SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El holgado margen, con el que el Frente para la Victoria dominó la elección de convencionales del domingo, le abrió el espacio a esa convergencia para exteriorizar el significado del triunfo.

Porque al margen del objeto preciso de la convocatoria, rescataron ayer públicamente que el resultado sobre la UCR consolidó a la fórmula Pichetto-Arriaga como una alternativa ganadora para las elecciones de gobernador de 2007.

Por eso tal vez, la primera candidata a convencional, Arabela Carreras, en cierto modo pasó a un segundo plano, lo que se hizo evidente en el terreno de los festejos del domingo por la noche en el Centro Cívico.

Tras la agitación del domingo ayer los ánimos estaban aquietados, por lo irreversible de las cifras y aunque faltaban algunas pocas mesas por escrutar, trámite que culminará el jueves próximo; ahora la expectativa está centrada en el inicio formal de la convención que según se estima se producirá en el término de diez días.

Más allá de la euforia de los triunfadores, los resultados de la elección del domingo dejaron en claro que la convocatoria sedujo a medias a los votantes.

En términos numéricos estrictos puede ser que la concurrencia a las urnas haya sido la menor que se registra -al menos en el pasado reciente-, porque sólo votó el 56,8% de los ciudadanos habilitados, que esta vez totalizaron más de 66.300.

Las cifras se presentan más críticas al considerar que una porción indeterminada, pero sí considerable de electores, llegó a los colegios a través de un impresionante operativo de traslados que dejó sin taxis y remises a la ciudad durante todo el día, más la marea de combis que se asignaron a esa tarea.

Queda para el análisis político si la baja adhesión resultante se debió a que la reforma de la Carta Orgánica como motivo resultó insuficiente o ajeno para estimular a los ciudadanos, hubo desconocimiento del significado de la elección o los votantes la identificaron más como una batalla de poder con vistas al 2007 a la que no quisieron aportar el compromiso del voto.

En todo caso, dentro de ese marco estaría la justificación y no tanto en el hecho de que fue un día soleado que invitaba a visitar el cerro Catedral para aprovechar las últimas nieves.

Bariloche es un distrito que en el pasado ya mostró ser muy sensible y dispuesto al castigo y la dispersión.

En la elección legislativa del "que se vayan todos", en octubre de 2001, la concurrencia a las urnas rondó la respetable cifra de 71% del padrón, pero 40% de los votos fueron nulos o en blanco, datos que causaron sorpresa incluso a nivel nacional.

Pocos meses después, en el comicio para elegir intendente de mayo de 2002, la abstención creció y solamente se movilizaron, el domingo 12 de aquel mes, 64% de los votantes.

La compensación vino por la baja de los nulos y en blanco, que sumaron la todavía considerable cifra de 7,5%.

El domingo que pasó, restando el 5,5% de votos en blanco y nulos, solamente se expidió poco más de la mitad de los habilitados para sufragar. Un dato que debería tenerse en cuenta para analizar los resultados desde el punto de vista cualitativo.