Frente al notable aumento que experimentó la población en los últimos años, junto al crecimiento del turismo y la extensión de las temporadas del último lustro, el Ejecutivo habilitó 30 nuevas licencias de taxi, para sumarlas a las 162 preexistentes, y 15 licencias de remises, que se sumaran a los 263 autos habilitados.

Cualquier vecino sabe que en temporada alta, cuando llueve o hay bajas temperaturas, el servicio no alcanza a cubrir mínimamente la demanda, en ocasiones hay hasta dos horas de espera, o en las centrales ni siquiera atienden las reservas telefónicas porque no tienen respuestas para dar.

Las temporadas altas, por fortuna, a partir de 2003 son al menos dos meses en verano y otros dos en invierno, lo que implica que un tercio del año el servicio de transporte público sea cuando menos deficitario.

Cuando llueve, nieva o hiela, por otro lado, son muchísimos los vecinos que preferirían dejar sus autos en casa y movilizarse con el transporte público, pero esos días siempre es insuficiente, a cualquier hora.

El municipio controla los recorridos y frecuencias de las líneas de transporte colectivo, para que cubran la necesidad de los usuarios, y a ninguna de esas empresas le limitan el número de unidades afectadas al servicio. El sentido común señala que cuantos más haya y más modernos sean los colectivos, mejor será el servicio que reciban los usuarios, y hasta es probable que muchos se decidan a utilizar menos sus vehículos particulares.

En el caso de los taxis y los remises, en cambio, es público que existen licencias que son alquiladas a propietarios de vehículos por sus titulares, a un precio diario o mensual que en la práctica lo convierte en rentista. Y esto es posible porque la demanda siempre es mayor que la oferta, y a los prestadores del servicio les permite elegir viajes y pasajeros, con preferencia que sean recorridos largos y turistas. Por eso las paradas de taxi ubicadas frente a los supermercados y de Gallardo hacia el Alto están desiertas en las horas pico y en las temporadas altas, y ni unos ni otros tienen los horarios de servicio impresos en sus parabrisas para exigirles su cumplimiento

Es indudable que la mayor presencia de taxis y remises ayudaría a descongestionar el tránsito y el estacionamiento en la zona céntrica, que es muy reducida, pero una incomprensible política proteccionista hace que los ciudadanos sufran su escasez. Sería bueno que en la próxima Carta Orgánica se asegure realmente el transporte público, y que se fijen razonablemente las tarifas, dado que en los remises varían según las circunstancias.

SERAFIN SANTOS

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