SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El jueves se estrena en esta ciudad "Pacto de silencio", el último documental del cineasta barilochense Carlos Echeverría que intenta mostrar cómo se formaron las generaciones de hijos de inmigrantes de la posguerra. El trabajó debutó con éxito en el MALBA, donde continúa en cartel desde agosto.

El largometraje, producido por Maitén Cine con el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, tiene programadas tres funciones diarias -a las 17.30, a las 20 y a las 22.30- en las salas del complejo Sur Cine.

La filmación se desarrolló entre Bariloche, Buenos Aires, Chile, Alemania e Italia, donde reunió testimonios y material jamás divulgado acerca de los nazis que se escondieron en Sudamérica.

Llamada a reproducir la polémica de anteriores producciones, la película pasa más por las omisiones de la historia y la formación sociocultural de las generaciones que siguieron que por la denuncia de los criminales refugiados en estas tierras.

Una parte del nuevo documental-ficción está centrada en la figura del nazi Erich Priebke, vecino influyente de Bariloche que en los años 90 fue extraditado y juzgado en Italia por la matanza de las Fosas Ardeatinas.

"La película no pasa por ahí pero lamentablemente tuve que dedicar mucho tiempo y esfuerzo a desmenuzar al 'buen vecino" confió Echeverría en conversación telefónica con "Río Negro" mientras realizaba algunos ajustes de sonido para el debut local.

"Priebke es una excusa, es el ejemplo más grotesco de la inmigración de posguerra, pero lo que más me interesa a mi es la herencia que nos dejó esa inmigración de posguerra" enfatizó el realizador.

El documental fue presentado a sala llena en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) a principios de agosto y desde entonces se mantiene en cartel con nutrida concurrencia.

Esta experiencia, contraria a la intención inicial de estrenar la película en Bariloche, le permitió a Echeverría llegar a esta ciudad con una idea clara de la mayoritaria aceptación y los rechazos generados en el público.

"Alguna gente se engancha con la parte del régimen o el abundante material documental,

con las entrevistas y con otros disparadores que están en la película. El público se engancha mucho y sigue todo con mucha atención, no se mueve una mosca en la sala" aseguró el cineasta.

Echeverría también debió resignar la pretensión de realizar dos versiones: "una más general y una especial para Bariloche" pese a lo cual se mostró satisfecho con el trabajo logrado y con los gestos de agradecimiento recibidos.

"Estoy seguro que en cinco años más voy a poder sacar un montón de pasajes de la película que ahora son necesarios por la falta de información que tiene la gente. Es increíble pero sigue muy difundida la idea de que el nazismo fue una mentira inventada por los Aliados" confió el realizador.

Esa concepción sembrada por los inmigrantes de posguerra y "la fuerte predisposición a encubrir estos temas" de algunos sectores sociales es el foco de su trabajo que también busca "reflejar la responsabilidad histórica de cualquier comunidad alemana en el mundo después del nazismo".