Lunes 25 de Septiembre de 2006 Edicion impresa pag. 2 y 3 > Nacionales
Como si siguiera en Santa Cruz

BUENOS AIRES (DyN, Carmen Coiro).- Inquietos, imparables, los políticos argentinos suelen exhibir una tentación irrefrenable a modificar las leyes fundamentales del país para su mejor conveniencia.

Como si la Argentina no tuviera aún muchísimos temas de fondo por resolver, como la pobreza estructural, la desocupación, la crisis en la salud y la educación, ahora se insinúa, como una suerte de globo de ensayo, la idea de tocar una vez más a la Constitución Nacional.

Lo hizo Juan Perón para acomodar las leyes a un nuevo estilo de vida no sólo de política- que se impuso en la suya, una de las épocas más dinámicas del país. Lo hicieron luego los militares que lo derrocaron, y así sucesivamente, hasta el tiempo de Carlos Menem, que logró imponer una de las modificaciones más revolucionarias, incluyendo la reelección, y no consiguió la re-re porque el país verdadero, aquel que no pudo reformar como los papeles o las leyes, se le vino encima.

Fernando de la Rúa estuvo demasiado poco tiempo, y tuvo que lidiar con hechos mucho más graves, como para poder pensar en un cambio constitucional, pero probablemente lo hubiera hecho de haberse quedado todo su período en el poder.

Hoy Néstor Kirchner insinúa de nuevo la posibilidad de afrontar un cambio.

Su vocero principal, el jefe de Gabinete Alberto Fernández, lo dijo a la prensa apenas regresó la comitiva presidencial de Nueva York. Fernández dio un puñado de ideas que estarían macerando en el seno del fuerte poder kirchnerista: volver a un período presidencial de 6 años o de cinco, acotó- y quitar la cláusula de la reelección a nivel del Poder Ejecutivo Nacional, y curiosa o paradójicamente, sí admitir a intendentes y gobernadores el pasaporte a la "reelección indefinida".

¿Por qué para el presidente no habría siquiera la posibilidad de una reelección, y para los otros cargos ejecutivos electivos sí? La explicación de Fernández fue poco convincente. Habló de la cercanía de los votantes a sus líderes municipales o provinciales, de otro estilo de instituciones y demás... Podría abrigarse la sospecha de que Kirchner estaría auscultando la posibilidad de que se lance una reforma constitucional y finalmente incluyera la cláusula de reelección indefinida en el nivel presidencial.

No es descabellado que la idea esté en su cabeza, si se tiene en cuenta que lo intentó en su provincia, y que en general, suele gobernar al país como si todavía estuviera en Santa Cruz.

Se sabe que no es lo mismo manejar una provincia rica y de escasa población como la que vio nacer al presidente, que gobernar un país tan complejo como la Argentina, pero también está claro que hoy por hoy, la oposición no tiene todavía ninguna posibilidad de soplarle en la nuca al kirchnerismo. En consecuencia, esa es la mejor carta que podría jugar el Gobierno si quisiera perpetuarse indefinidamente. Pero todavía falta mucho para que pueda siquiera instalar el tema en el nivel nacional.

Por ahora lo enunció, como para ir viendo las reacciones que despierta.

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