CIPOLLETTI (AC).- Una medida clave tomó la justicia en el caso de presunto gatillo fácil ocurrido en febrero en esta ciudad, cuando un muchacho que tenía orden de ubicación de paradero desde el juzgado de Familia, pero no directivas de detención, recibió perdigones antidisturbio policiales en un procedimiento cuestionado por la familia y entidades de derechos humanos.
En efecto, la reconstrucción del hecho en el que el joven Germán Figueroa (20) resultó herido en una pierna por un disparo de cartucho con perdigones antidisturbio que salió de una Itaka que portaba el sargento Raúl Juárez, fue ordenada por la jueza Alejandra Berenguer.
El hecho ocurrió el jueves 9 de febrero pasado cuando el muchacho estaba en la plaza del barrio Alaniz, espacio que linda con terrenos del ferrocarril que luego dan al acceso Pacheco, con un amigo, y en función de un ilícito que había sido denunciado desde una farmacia del cercano barrio Arévalo, fue requerido de documentación por dos uniformados, en el contexto de un operativo más amplio que se desplegaba en la zona.
El muchacho no acató el requerimiento policial, y supuestamente pensando que lo querían interrogar en mérito de la orden emanada del juzgado de Familia, emprendió una veloz carrera hacia su casa ubicada a unos 200 metros de la plaza, y se refugió en el techo cuya parte superior consta de grandes chapones.
La policía lo persiguió y el sargento Juárez subió al techo.
Según el herido y sus familiares, el policía le disparó a quemarropa. Pero de acuerdo con la versión del sargento, el muchacho lo amenazó con un caño, él trastabilló, se escapó un disparo de su Itaka, rebotó en la chapa y lastimó al joven en un tobillo.
El chico fue llevado al hospital pero se escapó por una ventana y estuvo varios días con paradero desconocido, hasta que se presentó ante la jueza Berenguer.
Tres policías en total
La magistrada ya indagó a Juárez por presuntas lesiones, y están involucrados por presunto abuso de autoridad otros dos uniformados.
En este último caso, la familia Figueroa sostiene que ingresaron a la casa sin permiso, pero los policías aseguraron que lo hicieron porque un familiar les dio autorización.
El caso motivó el traslado del jefe de la comisaría Cuarta, Alberto Avallay.
Una pericia habría arrojado como resultado que el disparo que impactó en la pierna del muchacho pudo haber sido tras rebotar en un objeto duro, el chapón del techo, lo que si bien podría atenuar la acusación contra Juárez, no lo estaría eximiendo de manejarse con la Itaka cargada tratándose de un muchacho que huía a medio vestir y supuestamente no significaba una amenaza concreta ni para los perseguidores ni para el entorno del barrio.