Un Boca confuso y falto de ideas se llevó un apretado triunfo de Mataderos. Fue 1-0 ante Nueva Chicago y logró así conservar el primer puesto en el Apertura. Neri Cardozo, en el primer tiempo, le dio forma a un resultado sumamente valioso, por lo que costó conseguirlo.
El bicampeón padeció hasta el último instante, antes de concretar la captura de los tres puntos. De todas maneras, una grosera equivocación del asistente Alberto Barrientos, lo privó de un gol legítimo, convertido Andrés Franzoia.
Chicago salió a imponer su ritmo y antes del minuto estuvo a punto de desnivelar cuando Pellerano capturó un rebote afuera del área y sacó un remate que estremeció el palo derecho de Bobadilla. Esa imagen superior a Boca duró muy poco, porque el vértigo derivó en imprecisiones y la visita pudo afirmarse con mayor serenidad.
A los 7, una contra elaborada por Cardozo y Palermo finalizó con un remate del mendocino apenas desviado. Y en su segunda llegada profunda, cuatro más tarde, Boca sacó ventajas: Palacio ganó por derecha, llegó hasta el fondo y sacó un centro para que Cardozo, libre en el corazón del área, venciera de cabeza a Vega, el ‘1’ de Cutral Co.
En el tramo siguiente, Chicago apareció perdido y Boca muy seguro. No obstante, al equipo de La Volpe le faltó mayor volumen de juego para definir, porque Marino no apareció y los delanteros quedaron aislados.
El último cuarto de hora, el local tuvo dos buenas ocasiones. A los 43, Donda no pudo rematar pero tocó atrás e Higuaín, desde muy cerca, sacó un derechazo que “encontró” Bobadilla. Y, ya en el descuento, Carranza jugó hacia atrás y Zarif, a la carrera, demandó otra buena respuesta del paraguayo.
La parte final se jugó siempre según la propuesta de Chicago, que sobre la base de un inclaudicable despliegue físico, ahogó a Boca, un equipo que estuvo muy por debajo de sus posibilidades.
En definitiva, el valor más alto del campeón resultó Bobadilla, quien en ese segundo tiempo tuvo que trabajar para controlar un cabezazo de Sánchez, un zurdazo de Carranza y un mano a mano ante Mattiuzo.
El “xeneize”, no se sabe si por propia determinación o por el asedio al que se vio sometido, jugó de contra. La mitad de la cancha fue siempre propiedad del local, con un muy buen trabajo de Pellerano.
Sin embargo, debió haber liquidado el pleito a los 35, cuando Franzoia recibió solo un magnífico pase de Palermo y tocó por encima de Vega. La pelota, tras dar en el travesaño, picó claramente dentro del arco, lo cual no fue observado por Barrientos.
Por eso, Boca debió sufrir hasta el final, pero celebró en un partido que bien pudo haber terminado en empate.

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