Cerca de 7.400.000 personas que viven en 1.636.000 hogares de los 28 aglomerados urbanos del país son pobres al término del primer semestre del año, según indicó ayer el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

Esto equivale al 31,4 por ciento de las 23,5 millones de personas que habitan en los distritos evaluados por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que realiza el organismo.

Esta tasa es 7,5 puntos porcentuales inferior a la que se había registrado en igual período del 2005, cuando había alcanzado a 38,9 por ciento.

En el primer semestre de 2003, en el inicio de la gestión de Néstor Kirchner como presidente, el índice de pobreza se ubicaba en el 54 por ciento.

Junto a esta baja en la pobreza también se registró un menor índice de indigencia, que afecta al 11,2 por ciento de la población relevada, 2,6 puntos porcentuales menos que el mismo lapso del año pasado.

En el 2003, la indigencia afectaba al 27,7 por ciento de la población.

En este conjunto hay 569 mil hogares, donde habitan 2.629.000 personas.

Si se extrapolan los números a los 37 millones de habitantes, en la Argentina existen más de 11.600.000 pobres, de los cuales más de 4.200.000 millones son indigentes.

De acuerdo a las últimas mediciones publicadas por el organismo para el período en estudio una familia tipo es considerada pobre cuando sus ingresos en un mes no alcanzan a 856,86 pesos e indigente cuando lo llega a reunir 391,26 pesos.

El indicador por regiones

El noreste es la región del país más pobre donde más de la mitad de la población (51,2 por ciento) está en esa condición. Dentro de esa región la peor situación se vive en Resistencia y sus alrededores donde la tasa de pobreza alcanza a 55,6 por ciento.

Luego aparecen Corrientes con 51,7 por ciento, Formosa con 48,1 por ciento y Posadas con 47,4 por ciento.

En la región noroeste el 45,8 por ciento de lo habitantes es pobre, con índices de 48,9 por ciento en el conjunto Palpalá-Jujuy; 48,4 por ciento en Catamarca y zona de influencia; 47,9 por ciento en Tucumán; 45,7 por ciento en Salta; 45,6 por ciento en Santiago del Estero y 28 por ciento en La Rioja.

En Cuyo la tasa de pobreza es de 30 por ciento; a partir de un promedio de 37,4 por ciento en San Juan; 30,2 por ciento en San Luis y 26,2 por ciento en Mendoza.

En la región pampeana la pobreza afecta al 27,5 por ciento de sus habitantes, con picos de 38,8 por ciento en Concordia, 33,5 por ciento en Paraná y 33,4 por ciento en Santa Fe.

En la Patagonia es pobre el 18,8 por ciento de su población, con un valor extremo de 30,2 por ciento en Neuquén y un mínimo de 5,6 por ciento en Ushuaia.

El INDEC también precisó que el 34,5 por ciento de los bonaerenses es pobre y que dentro de la Capital Federal el 12,6 por ciento no accede a un servicio mínimo de alimentación y servicios.

PBI e índices de pobreza

El asesor presidencial y economista de las Naciones Unidas, Bernardo Kliksberg, recordó que el crecimiento económico no garantiza por si solo una menor pobreza y puso como ejemplo que durante los '90 el producto bruto interno (PIB) de Argentina creció, "pero los índices de pobreza aumentaron todo el tiempo".

"La teoría del derrame (de la riqueza) que amparó las políticas económicas de (Carlos) Menem no funcionó en ningún lugar del mundo", aseguró.

Kliksberg en declaraciones a la prensa antes del Congreso Internacional de Responsabilidad Social Empresarial realizado en la Facultad de Ciencias Económicas a principios de mes, no dudó en señalar que "la principal causa de la pobreza es la desigualdad" y que "si se mejora la distribución de la riqueza, baja automáticamente la pobreza".

"La desigualdad es producto de políticas económicas. En Noruega, la distancia entre el 10 por ciento más rico y 10 por ciento más pobre es de 1,5 a 1. Aquí, 36 veces", recordó.

Destacó que esta pobreza en Argentina resulta "paradojal, ya que sucede en un país con enormes recursos naturales y con capacidad de alimentar a más de 300 millones de personas".

Kliksberg destacó que la desigualdad también está relacionada con el "Estado ausente" de la década del `90. "

El haber retirado las políticas públicas en momentos en que subía la pobreza agravó la situación social. No necesitamos suprimir ni desarmar al Estado. Se necesitan políticas públicas de primera calidad", aseguró el especialista. (DyN/Télam)