Bienvenidos a un orden económico mundial cambiante.
Casi una década después de entrar en Asia para entregar ayuda y exigir reformas económicas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) hacen ahora un lugar para China, India y otras economías emergentes de gran dinamismo como México en la cima de su estructura.
En la mayor reforma en sus 60 años de vida, el FMI acordó en la asamblea anual de Singapur aumentar el poder de voto de China, Corea del Sur, México y Turquía para reflejar el peso de estos países en la economía mundial. La medida les otorga a los cuatro una mayor representación en el Fondo, actualmente dominado por Estados Unidos y los estados europeos más ricos.
Bajo las reglas del FMI, la cuota determina los votos de los miembros y su acceso a los préstamos financieros de la institución.
Estados Unidos goza de un poder efectivo de veto con el 17% de los votos, y pequeños países europeos como Bélgica o Dinamarca tienen más votos que grandes economías emergentes como México o Corea del Sur.
"Los nuevos desafíos globales requieren que el FMI se mantenga al día con la naturaleza global y multilateral de las economías actuales", dijo el secretario del Tesoro británico, Gordon Brown, quien presidió la reunión del poderoso Comité Monetario y Financiero Internacional del Fondo en Singapur.
En un reparto del poder más ambicioso, los miembros del FMI también se comprometieron a dar más voz a las economías emergentes de Latinoamérica, Asia y Africa en la gestión del organismo en el plazo de dos años. La reforma en el seno del FMI tendrá además su contrapartida en las estructuras del Banco Mundial.
En otra señal de que los tiempos están cambiando, el presidente del BM, Paul Wolfowitz, consiguió sacar adelante su controvertida agenda anticorrupción para tener bajo contante escrutinio a los gobiernos de los países miembros. Cediendo ante las demandas de los países pobres, Wolfowitz también admitió la posibilidad de utilizar incentivos en lugar de sanciones para promover el buen gobierno.
Los cambios en los dos organismos creados en la conferencia de Bretton Woods y con sede en Washington reflejan el movimiento sísmico que también sacudió a la Organización Mundial de Comercio (OMC) de Ginebra, donde Brasil, México y la India lideran los reclamos para derribar los subsidios y aranceles agrícolas de Estados Unidos y Europa.
Mientras las negociaciones de la Ronda de Doha están estancadas por la falta de acuerdo sobre el proteccionismo agrícola del mundo desarrollado, Washington y Bruselas acusan a India y otros países en desarrollo de levantar barreras a la entrada de sus productos manufacturados y servicios. Sin embargo, el esperado cambio en el equilibrio de poder económico entre Norte y Sur demuestra no ser fácil.
Aunque la primera fase de la reforma de votos en el FMI fue aprobada por una abrumadora mayoría, las discusiones sobre una nueva fórmula para repartir el poder se anuncian más que complicadas.
Las profundas divisiones entre los estados ricos y pobres quedaron en evidencia en Singapur, con el desacuerdo sobre los factores a tener en cuenta para calcular el voto de cada país, como el tamaño del Producto Interno bruto (PIB) o el grado de apertura de su economía.
Varios países europeos, preocupados por la posibilidad de perder alguno de sus ocho asientos en la Asamblea de Gobernadores del FMI, de 24 miembros, rechazan la propuesta estadounidense para que el PIB sea la fórmula principal en el cálculo de votos.
En otro anuncio de la dificultad que caracterizará a las discusiones, India, Argentina, Brasil y otros países latinoamericanos votaron en contra del aumento de votos para los primeros cuatro beneficiados. Su oposición se basó en la exigencia de una reforma mucho más amplia que alcance también a las economías de menor escala.
El ministro indio de Finanzas, P. Chidambaram, calificó la reforma de "completamente fallida". Los 23 países que se opusieron "pueden haber perdido la votación, pero no la discusión", señaló. Las autoridades del FMI insisten en que las aguas agitadas quedarán pronto atrás y que los europeos cederán ante la necesidad de reflejar la nueva realidad de la economía global dentro del organismo.
El director gerente del FMI, Rodrigo Rato, prometió consultar a todos los países miembros en el proceso, aunque admitió que la tarea será compleja.
SHADA ISLAM
DPA