CIPOLLETTI (AC).- La confirmación llegó tarde, cuando el sospechoso ya está sobreseído y no puede ser juzgado nuevamente por el mismo hecho. La policía de Investigaciones de Chile determinó que el proyectil extraído del cuerpo de Yanet Opazo fue disparado por el revólver de calibre 22 de Claudio Kielmasz, ex procesado por este fatídico hecho ocurrido en el barrio Labraña de Cipolletti en 1993.
El dictamen se mantuvo con gran reserva. Fue el defensor de Fabián González, Jorge Larrea, quien casi tres horas después del inicio de la audiencia, lo dijo claramente al público: "El arma que disparó no es la de González".
Esta pericia deja a un paso de la absolución al actual imputado, pese a que el fiscal Luis Galeano y el querellante Alejandro Silva se esmeraron en valorar la prueba en su contra para requerir la pena de prisión perpetua por el delito de partícipe primario. Larrea, obviamente, pidió la absolución.
La novedad que llegó desde Chile no hizo sino sumar cuestionamientos a una instrucción "cargada de errores", como dijo Larrea, en la que estuvo al frente durante 12 años el mismo fiscal que ayer trató de defender su acusación en el juicio. El juez Juan Torres dejó fuera de la causa a Kielmasz en muy poco tiempo por las diferencias periciales, pero tuvo a Fabián González desde 1993 con una falta de mérito, a pesar también de las contradicciones.
"Nosotros lo decíamos. ¿Por qué el juez no lo dejó a Kielmasz con una falta de mérito?", volvió a preguntarse ayer Carmen Figueroa, mamá de la sobreviviente Claudina Kilapi.
La audiencia comenzó minutos después de las 17 con la declaración de Luis Farías Adasme, subcomisario de la Policía de Investigaciones de Chile.
El perito balístico fue uno de los expertos de Santiago que realizó la última pericia (la novena) incorporada a la causa.
Lejos de lo que pensaba el público que presenciaba el debate, no se comunicó el resultado apenas comenzó su testimonio.
El perito, a pedido del Tribunal, empezó a hablar sobre la tecnología utilizado en el gabinete de Chile. Se trata del Sistema Integrado de Identificación Balística (IBIS), un equipo que tienen también en Estados Unidos, Europa y en algunos países latinos, excepto Argentina.
Según dijo Farías Adasme, esta herramienta tecnológica permite analizar proyectiles y vainas adquiriendo imágenes de las mismas. Estas imágenes, mediante algunos programas especiales, son comparadas automáticamente por el sistema.
A diferencia del trabajo que se hace en el país, donde es el ojo del experto el que define la prueba, en Chile es primero la computadora la que arroja los "posibles candidatos a comparación positiva".
Explicó que el hombre igual interviene en dos oportunidades: para adquirir las imágenes y para analizar los resultados que el sistema arroja.
Esto, "no porque no se confíe en los resultados de la máquina, porque para eso está, sino porque la máquina no es prueba. La prueba es el análisis que hace el experto de los resultados de esa herramienta", aclaró.
Así se hizo el estudio en el caso Opazo. Los expertos recibieron 27 proyectiles, no las armas. Uno de ellos era el que había sido extraído del cuerpo de Yanet y los demás disparados por los dos revólveres sospechosos: el 22 de González y el de Kielmasz.
El perito dijo que se hizo una separación por dos grupos de proyectiles, que fueron disparados por armas distintas. Luego se hizo la comparación de estos grupos con el incriminado (el que mató a Yanet). El grupo A, "es idéntico al proyectil dubitado", precisó. En ese grupo estaban las balas disparadas por el arma de Kielmasz.
La sentencia se leerá el 2 de octubre a las 12, en la Cámara Primera del Crimen.
