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Jueves 21 de Septiembre de 2006
 
Edicion impresa pag. 77 > Cultura y Espectaculos
Cantor de alma, trabajador de profesión
El Chaqueño Palavecino desembarcará en Neuquén mañana donde presentará su último trabajo discográfico "El gusto es mío", en el Estadio Ruca Che. Se reconoce totalmente agradecido a Dios por el don de la voz y a la vida por haberle dado la oportunidad de vivir de lo que más le gusta hacer: cantar. Su presentación en la ciudad capital forma parte de una extensa gira que el cantante realiza desde hace un mes por el país y que culminará en Capital Federal.
"Si no hubiera sido cantor, hubiera sido un gran trabajador que buscara incansablemente agrandar el sueldo".
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NEUQUEN (AN).- Corría la década del 60 y Oscar Palavecino era un niño de contextura menuda y ojos grandes que se crió en el chaco salteño. Desde pequeño el destino lo llevó a transitar el camino del trabajo para poder subsistir y mantener a su familia. Recorría el monte acarreando leña, vendiendo agua; más tarde fue chofer de camiones de carga y luego de micros de larga distancia. Hoy se lo conoce como el "Chaqueño" y es uno de los folcloristas argentinos más reconocidos.

Palavecino trabajaba cantando, buscaba un destino mejor y cantaba. Hasta que un día llegó a Cosquín y encontró una puerta abierta que no desperdició. Este hombre tímido, agradecido de su suerte, se presentará mañana a las 22 en el Estadio Ruca Che. Presentará su último trabajo discográfico "El gusto es mío".

- ¿Cuáles fueron las primeras canciones que te emocionaron?

- Nosotros cantábamos en el campo muchas coplas y después cuando llegamos al pueblo empezamos a cantar las zambas viejas que nos enseñaban las maestras de música. Eran tiempos en los que cantaba por cantar con amigos. A los 23 años armé mi primer grupo y a los 28 años grabé el primer disco. Creo que todos los momentos y cada canción a la hora de cantarla tiene su emoción. A mi me gustan esas canciones que por intuición se que le llegarán a la gente.

- ¿Cuáles son las canciones que más te gusta cantar?

- Me gustan las que tienen mucho ritmo y fundamentalmente las que son sentimentales, las que tienen sentimiento. Es lo que me identifica más.

- Fuera del folclore, ¿que otros géneros musicales disfrutás escuchando?

- Es bastante variado. Me crié escuchando las cumbias del Cuarteto Imperial, el Trío Rubí, Los Wawancó. Después vinieron Los Iracundos, Los Golpes. Sigo escuchando toda esa música del recuerdo que no muere nunca y que quedó grabada en muy profundo. En realidad disfruto mucho de toda la música nacional, algo de tango, Leo Dan, Palito Ortega, Sandro.

- En tu último disco grabaste un bolero, ¿cómo te sentiste en esa melodía?

- Cómodo. Si bien no es el fuerte mío grabar otra cosa que no sea lo popular, grabé "Nuestro juramento" que es un clásico pero sólo para darme un gusto personal.

- ¿En qué pensás cuando arriba de un escenario te enfrentás a miles de personas ansiosas por escucharte?

- Conforme, contento porque hemos conseguido el propósito, nuestra meta. Esto es lo de uno y trata de ir puliéndolo conservando el estilo y ganar un lugar. Yo me siento orgulloso porque venir de donde vengo y llegar al lugar en el que estamos, poder seguir haciéndolo cada vez mejor y ver que la gente responde, es lo mejor que le puede pasar a un artista.

- ¿Te sentís cómodo conviviendo con la fama?

- Sí, no me la creo ni me la creí nunca. Soy muy agradecido por lo que logré. Uno se puede cansar de andar sin parar, pero de lo demás está bien, porque existe la gratificación de hacer lo que a uno le gusta y si la gente ha venido a uno es porque Dios te ha dado algo para responderle a la gente.

- ¿Qué hubiera sido el Chaqueño Palavecino si no hubiera sido cantor?

- Siempre he sido un tipo que iba para adelante, que siempre buscaba algo. Yo he sido un obrero que con un sueldo de 600 pesos me conformaba. Siempre he generado el mango, desde niño. A veces subsistía, no era que vivía bien, pero uno siempre va al frente buscando el porvenir, lo mejor; así hemos salido del campo. Si no me hubiera ayudado la suerte en otra cosa, tal vez hubiera sido un gran laburante con alguna empresa, un trabajo cada vez mejor que te permitiera tener tu casa, tu autito.

Pero seguramente siempre hubiera estado con la música acuestas, cantar con amigos en los asados, eso también es hermoso. Juntarse entre varios organizar un asado y quedarse hasta la madrugada cantando, y mejor si hay una mujer linda porque uno entona mejor. Eso lo traigo de joven, cantar por cantar y seguir para adelante. Para mi en otra época ser un chofer de ómnibus era una profesión que tenía su arte. Tuve mucho contacto con la gente, conocía lugares nuevos. Llegué a conocer gran parte de la Argentina. Te puedo asegurar que si no hubiera sido cantor hubiera sido un gran trabajador que buscara agrandar el sueldo.

 
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