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El primer ministro húngaro busca restablecer el orden | ||
BUDAPEST.- El primer ministro socialista húngaro Ferenc Gyurcsany, seriamente cuestionado tras reconocer que "mintió" e hizo "estupideces", decidió ayer adoptar una enérgica actitud frente a los más graves motines desde la caída del comunismo en el país, que dejaron 150 heridos. En la noche del lunes y la madrugada de ayer, manifestantes de derecha que exigían la dimisión de Gyurcsany desbordaron a la policía y saquearon la sede de la televisión pública en Budapest, con un resultado de 150 heridos, según los socorristas. "El desorden callejero no podía mantenerse y pedí a la policía que restablezca el orden por todos los medios", declaró Gyurcsany en la madrugada de ayer. Viktor Orban, presidente del principal partido de oposición, Fidesz (derecha), lanzó ayer una especie de ultimátum al jefe del gobierno, reclamando su partida si el partido socialista pierde las elecciones municipales del 1 de octubre. "Si el 1 de octubre los húngaros rechazan la mentira y el proyecto (de reformas económicas lanzado por Gyurcsany), los socialistas deberán hacer renunciar al Primer ministro", declaró ante periodistas. Luego de convocar a un gabinete de seguridad nacional, Gyurcsany dijo que los disturbios eran "responsabilidad de toda la clase política" y eran provocados por las "mentiras" tanto de la izquierda como de la derecha desde la caída del régimen comunista, en 1989. El martes por la noche más de 10.000 manifestantes pedían frente a la sede del Parlamento la renuncia del gobierno, en una segunda noche de protestas. Anoche se repetían los choques entre manifestantes y la policía cerca del local del partido socialista, en Budapest, después de una manifestación pacífica en la que unas 10.000 personas reclamaron la renuncia del primer ministro . Los manifestantes, esencialmente jóvenes, lanzaron objetos contra los policías, que replicaron con gases lacrimógenos. (AFP) | ||
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