NEUQUEN (AN).- Los dos involucrados en el robo al municipio de Plottier ocurrido el año pasado y uno de los mayores golpes de los últimos tiempos en la provincia, comenzaron a ser juzgados ayer en esta capital y el juicio se prolongará hasta mañana.

Los imputados son Héctor Damián Campos, un empleado municipal al que se lo acusa de robo agravado, y Guillermo Alberto Sánchez, un ex cabo de la policía imputado por encubrimiento, según información difundida por la oficina de prensa del Poder Judicial ayer.

Está previsto que declaren 14 testigos en las tres jornadas que durará el juicio. Ayer lo hicieron cinco, la mayoría empleados y funcionarios de la Secretaría de Hacienda, donde el 9 de junio del año pasado ocurrió el robo.

Aquel día por la madrugada, los ladrones hicieron un boquete en la caja fuerte que estaba en el lugar y escaparon con 400 mil pesos de la oficina que no tenía ningún tipo de vigilancia.

Días después, Campos y Sánchez fueron detenidos en pleno centro de esta capital, realizando compras en una casa de electrodomésticos y con 130 mil pesos en su poder.

Ambos llegan al juicio sin estar en prisión.

A principios de año fueron excarcelados por el juez a cargo de la investigación, Marcelo Benavides.

Si bien fueron encontrados con el dinero en su poder, el principal obstáculo con el que los investigadores llegan al juicio es que en el lugar del hecho no hallaron pruebas que les permitan probar que los dos sujetos estuvieron en el lugar.

Hoy a las 9 continuará el juicio que está a cargo de la Cámara Criminal Segunda, integrada por Héctor Dedominichi, Emilio Castro y José Andrada. El fiscal es Ignacio Cano y los abogados defensores son Jorge Larrea y José Luis Cartolano.

El dinero robado, que estaba destinado al pago de subsidios para personas desocupadas, fue siempre una intriga. Las autoridades municipales estimaron la cifra en 400 mil pesos el día después del robo, pero desde la policía bajaron la cifra horas después. Aparecieron los 130 mil pesos que tenían en su poder los imputados, pero el resto nunca se supo adónde fue a parar.