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Domingo 10 de Septiembre de 2006
 
Edicion impresa pag. 34 > Policiales y Judiciales
Excesos policiales: "No hubo enfrentamiento ni resistencia"
"Bajaron, nos pegaron y nos balearon", le aseguró a "Río Negro" el joven albañil que perdió un ojo en Neuquén.
Vilma Castro no puede entender la reacción policial. A la izquierda, Luis Acuña (foto sacada con un celular).
Vilma Castro no puede entender la reacción policial. A la izquierda, Luis Acuña (foto sacada con un celular).
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NEUQUEN (AN).- El albañil Luis Acuña está postrado en una cama del cuarto piso del hospital Castro Rendón, casi no puede moverse y apenas le salen las palabras. Tiene un vendaje en el mentón y otro que le cubre parte de la cara. Otra venda envuelve la mano con la que, tirado en el piso, se cubrió ante los escopetazos que escupían balas de goma. Por la hinchazón su cara brilla, su imagen asusta.

"No hubo enfrentamiento ni golpes, bajaron, nos pegaron y nos dispararon", confirmó ayer el albañil en un breve contacto con "Río Negro".

Su esposa Vilma Castro, quien permitió el ingreso de una periodista de este diario, no sabe qué hacer: Este era un buen año, su esposo estaba trabajando bien y se ilusionaba con mejorar aún más pues el año pasado terminó el secundario. El viernes por la mañana, dejó por unas horas a su esposo -quien aún tenía la bala de goma incrustada sobre el lóbulo vacío- y cuando llegó lo encontró esposado a la cama. "Somos gente de trabajo, mire lo que nos hicieron", afirmó Castro, madre de una pequeña de siete meses.

"Me dijo que estaba tirado en el piso y sangrando y aún así le seguían pegando patadas y patadas", señaló entre las lágrimas.

Luis Acuña tiene ocho puntos en el mentón y un gran corte en la mano izquierda con la que se cubrió de los escopetazos.

El hecho se produjo poco después de la medianoche en el barrio Sapere y además de Luis Acuña también fue herido su hermano Julio y también tres policías que recibieron piedrazos y ladrillazos de parte de los familiares y vecinos quienes reaccionaron luego del primer incidente.

Mientras el subjefe de Policía Moisés Soto dice que fueron dos patotas que se unieron para atacar a la policía, el jefe de la comisaría Primera, Diógenes Martín, dijo que tras la pelea de dos grupos antagónicos hubo uno que arremetió contra los uniformados.

Acuña se sumó así a la triste estadística de las personas que perdieron ojos como consecuencias de los balazos de goma. Antes estuvieron Pedro Alveal, fusilado por motoqueros policiales, y Víctor Guíñez un chico de Confluencia que soñaba con ser policía. En otro hecho, el periodista Bernardo Guerra se salvó de milagro luego de que un uniformado le apuntara a los ojos: la bala le dio en el pómulo.

Luis Acuña dijo que no hubo enfrentamiento, ni resistencia, sólo golpes y balazos policiales. Además señaló que fueron cerca de cinco los móviles que participaron del hecho, en la esquina de Islas Malvinas y Carmen de Patagones.

El joven asegura que el viernes a la una de la mañana venía caminando por Islas Malvinas con su hermano Julio cuando de pronto vio que se aproximaba un móvil policial a alta velocidad.

"El cruzó la calle y vio que el móvil encerró a su hermano, se bajaron varios policías y le empezaron a pegar. Entonces Luis cruzó la calle de nuevo y les preguntó qué pasaba, pero sin decirle nada le empezaron a pegar, lo tiraron al piso, lo patearon y le dispararon con escopeta varias veces y a la cara", relató Vilma.

"Les pegaron porque iban vestidos con ropa oscura", aseguró la joven mujer.

La principal preocupación de Vilma es cómo su familia saldrá adelante ya que desde hace un mes el sueldo de Luis era el único que ingresaba a la modesta casa del barrio Sapere.

 
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Diario Río Negro.
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