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Domingo 10 de Septiembre de 2006
 
Edicion impresa pag. 51 > Cultura y Espectaculos
Como su clima y su gente

Una mirada distinta es la que muchas veces nos sugiere. Una mirada distinta es capaz de recrear figuras e imágenes que nunca se nos ocurrieron. Es capaz de mostrarnos tal vez una realidad que pasa al lado nuestro y no alcanzamos a ver.

Un diario español de Galicia publicó días atrás una entrevista a un argentino radicado allá, que a mi modo de ver dio en esa ocasión, una brillante definición del folclore argentino. "La música folclórica argentina tiene mucho que ver con el paisaje", dijo en un tramo de la nota, motivo del título de ese escrito, pero que no abunda en mayores detalles.

Me quedé con la frase para intentar describir los climas del folclore, según quién o quiénes lo interpreten. Es que no es lo mismo el folclore sureño que el del norte ni siquiera se parecen ambos al folclore cordobés. Y sí, es todo folclore, sabemos que en esto de la música no hay fronteras, pero sí existen marcadas diferencias de estilos, de climas, de paisajes. Y a la par está el folclore que cantan todos, ese más comercial que recorre el país y que da lo mismo que se interprete en Jujuy o en Ushuaia.

El hombre de la provincia de Buenos Aires, el de la pampa húmeda, el de la misma provincia de La Pampa, es el que generó un folclore capaz de distanciarse de zambas y chacareras, creó milongas y su propio estilo, con tanta personalidad que uno dice folclore de la provincia de Buenos Aires y automáticamente surge en uno la imagen de, por ejemplo, José Larralde. Es lógico que no se puede generalizar y el mismo Larralde hizo de su mapa folclórico una larga recorrida por el país, al punto tal que eligió como uno de sus temas preferidos a uno de don Marcelo Berbel, llamado Patagonia. Sin embargo, este solista tiene el estilo propio de esta zona del país.

Distinto es viajar a la región de Cuyo, donde las fuertes influencias del folclore chileno hicieron que las creaciones tuvieran que ver con esa música. La cueca cuyana no es igual que la chilena, pero no deja de ser cueca. Hay ritmo de baile por esa zona y justamente así es su gente.

La zamba, típica del noroeste, muestra ese ritmo lento de los hombres de esas provincias. Y esos hombres bailan al ritmo de su propio clima y del paisaje que los rodea. Una chacarera bien santiagueña sabrá marcar grandes diferencias con el resto de los ritmos, es que los santiagueños muestran ese gran contraste, porque todo el país los tiene por lentos y la chacarera tiene ese ritmo contagioso y para nada calmo. La chacarera es ritmo de alegría, pero al mismo tiempo es paisaje norteño, calor, aridez.

Y sobre la región más al norte del país, esa en la que Jujuy es la que sobresale, muestra los ritmos cargados de historia, los carnavalitos que la emparentan con Bolivia, el clima sufrido como su gente y el paisaje agreste pero cambiante, paisaje capaz de mostrar dos alfombras diferentes en muy poco espacio.

Y así, el país nos puede llevar al litoral, donde el canto tiene mucho que ver con el agua, con el río, con el sonido propio de la naturaleza cargada de verdes.

Es un verdadero mapa el que se puede pintar del folclore argentino, todo con colores distintos, tan distintos como su gente. Para un extranjero no debe ser fácil conocer cuál es el folclore argentino si va del chamamé a la milonga, de la zamba a la chacarera o al carnavalito.

Es que en realidad el folclore argentino es sinónimo de una enorme geografía, llena de variantes, como los climas que encierra, como la gente que lo habita.

 

JORGE VERGARA

jvergara@rionegro.com.ar

 
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Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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