ROCA (AR).- La polémica surgida por la intención lanzada por el intendente Carlos Soria de municipalizar la Escuela Agropecuaria de esta ciudad parece no cesar. Ahora, los miembros de la comunidad educativa del establecimiento que funciona en las instalaciones de la ex Emeta expresaron su rechazo a la iniciativa, a la vez que consideraron que "el jefe comunal está mal asesorado".

"Hay vivos y mediocres que no quieren discutir ideas porque piensan que uno le pisa los callos", con esta frase, el jefe comunal añadió más calor al conflicto, y ello fue motivo de la conferencia de prensa que protagonizaron ayer los docentes del CEM 117 y referentes de la Unter.

"El intendente nunca visitó la Escuela, salvo en el día de la inauguración hace un año y no conoce los esfuerzos realizados por el personal, que con pocos recursos trabaja para mejorar la calidad educativa y reactivar la chacra que fue abandonada y destruida durante cuatro años", señaló preocupada Adela Díaz, directora del colegio.

"Me parece repudiable que cuestione la participación del gremio en la conformación de la Escuela cuando siempre la apoyamos", fustigó, por su parte, Ricardo Berros, secretario general de la Unter Roca. "Soria también desconoce que la conducción de la Unter se elige por voto", agregó.

Por su parte, los trabajadores del colegio hicieron notar su descontento con las declaraciones, lo que a su entender también mantiene preocupados a los 106 alumnos matriculados.

El plan ideado por el intendente municipal fue dado a conocer el martes durante la inauguración de la ampliación y remodelación del edificio del Instituto Municipal de Bellas Artes (IMBA).

A pesar de la falta de herramientas y de la insuficiencia edilicia, 106 alumnos emprenden su viaje cada día hacia la chacra ubicada a 15 kilómetros de esta ciudad. Allí aprenden diferentes técnicas que hacen a la producción agropecuaria, como es el caso del taller de granja, de producción industrial, de comercialización y prácticas de administración, de cría de conejos, y los experimentos de plantaciones.

Carecen de un sistema de riego acondicionado y la bomba que tiene el recinto no anda, lo que dificulta las tareas de mantenimiento de las especies. "Nos arreglamos con canje, intercambiamos por algo que necesitamos", contó un portero.

Sin embargo, la ayuda, aunque poca, no se hizo esperar: habitantes de La Esperanza les donaron ovejas para criar, a la vez que una empresa de insumos y maquinarias agrícolas ofreció su capacitación. A pesar de todo, "en este conflicto nadie toma en cuenta el esfuerzo de los chicos", concluyó la directora.