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Sábado 09 de Septiembre de 2006
 
Edicion impresa pag. 34 > Policiales y Judiciales
Un ladrón le disparó en la cabeza a una comerciante
El juvenil delincuente le efectuó un disparo a muy corta distancia con un calibre 38. La bala recorrió su cabeza entre la piel y el hueso del cráneo, y por milagro sólo le hizo un raspón.
Ana Lastra vio que el delincuente se ponía cada vez más nervioso y le pidió que no le dispare. Su padre Oscar intentó desarmarlo.
Ana Lastra vio que el delincuente se ponía cada vez más nervioso y le pidió que no le dispare. Su padre Oscar intentó desarmarlo.
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NEUQUEN (AN)- "No recuerdo el ruido del disparo, solamente el fogonazo y el ardor que sentí en la cabeza. Cuando me toqué con la mano y sentí mojado, ahí me asusté".

Ana Lastra nació de nuevo, dice su padre Oscar. La nueva fecha de su cumpleaños sería, entonces, el 8 de setiembre. Porque ayer a las 13 un joven ladrón le disparó a la cabeza con un revólver calibre 38 pero la bala hizo un singular recorrido entre la piel y el hueso del cráneo sin provocarle más que un raspón.

El hecho ocurrió en el quiosco ubicado en Lázaro Martín y Lules, a pocas cuadras del puente viejo que une esta capital con Cipolletti. Es la primera vez que lo asaltan en el "año y pico" que llevan abierto.

Ana relató a "Río Negro" que "entró un chico joven, de 16 o 17 años, muy tranquilo, con una bolsa blanca, y pidió un paquete de masitas. Cuando le dí la espalda él dio la vuelta por el costado del mostrador, me apuntó con un arma y me dijo 'agachate y dame toda la plata'. Yo le dí lo que había, que no era mucho, entonces me pidió tarjetas telefónicas pero tampoco tenía gran cantidad".

"Se empezó a poner nervioso -continuó- quería más. Yo le pedí 'por favor no me dispares, no te voy a hacer nada' porque lo ví muy nervioso".

En ese dramático momento, desde el fondo del local apareció su padre Oscar. "Me dijo que me tirara al piso pero no le hice caso", relató el hombre. Por el contrario, forcejeó con el ladrón e intentó quitarle el arma.

"Parecía que ya se iba pero volvió y me disparó", contó Ana, que tiene la cabeza cubierta por un vendaje. Su padre intentó cubrirla con el cuerpo y a punto estuvo de ser alcanzado por el balazo.

Después de disparar el joven escapó, presuntamente en una bicicleta.

Las víctimas no lo vieron, pero en la vereda quedaron rastros de las ruedas.

"Yo salí a la calle y me puse a parar a los autos para que alguno me llevara al hospital", relató la mujer.

La bala le rozó la sien derecha. Pasó por debajo de la piel y por sobre el hueso del cráneo. "Es una herida subcutánea", la definió un jefe policial consultado ayer.

El proyectil atravesó la pared del fondo del quiosco y quedó debajo de una cama que hay en una habitación contigua. Está muy deformado, pero sería calibre 38.

Después de recibir las curaciones, Ana y Oscar estuvieron en la comisaría mirando álbumes de fotos de sospechosos pero no reconocieron al asaltante. "Debe ser porque es menor", especularon.

Les llamó la atención que "se llevó poca plata y una sola tarjeta telefónica. Ni siquiera pidió mercadería. Parece que tenía poca experiencia".

Aunque creen que vive en el barrio, no lo habían visto antes. Y un albañil que trabaja en las inmediaciones sospecha que ese chico estuvo dando vueltas en la bicicleta observando los movimientos antes de decidirse a entrar y cometer el asalto.

 
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Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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