BOGOTA (AP)- Los colombianos reaccionaron ayer indignados ante la noticia de que oficiales del ejército montaron ataques con explosivos que atribuyeron a la guerrilla, incluso uno que mató a un civil y dejó 10 soldados heridos, para mostrar eficiencia y cobrar recompensas.

Los ataques, que fueron una farsa de la milicia en vísperas de la toma de posesión del presidente Alvaro Uribe el 7 de agosto, han causado perplejidad en el pueblo.

El alcalde de Bogotá, Luis Eduardo Garzón, dijo sentirse como "un idiota útil'' por tomar medidas de seguridad basado en informes engañosos y reclamó que pusieron a la ciudad en "situación de guerra''.

El ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, manifestó ayer que las investigaciones revelan que hubo dolo para cobrar recompensas y para mejorar en forma falsa el desempeño de las fuerzas militares. "Estamos compungidos por lo que ha sucedido... con estos hechos totalmente censurables, y procederemos a tomar todas las medidas para que los responsables sean castigados de forma ejemplar'', expresó.

Santos admitió el jueves que la explosión de un coche- bomba que mató a un civil y dejó 10 soldados heridos, así como otros cuatro hallazgos de explosivos en la ciudad, fueron montajes urdidos por oficiales del Ejército y no por la guerrilla, como los mostraron entonces. "Estos engaños podrían haber sido perpetrados por personas inescrupulosas entre las que se encuentran dos oficiales del Ejército'', expresó el comandante del Ejército, general Mario Montoya, al leer el jueves un comunicado.

La identidad y los rangos de los involucrados siguen en reserva. Santos señaló que están en proceso de ser destituidos. Y pese a la consecución de escándalos en los que la milicia se ha visto implicada recientemente, defendió a los mandos militares y a la institución castrense. "No podemos por ningún motivo, y en eso quiero ser muy enfático, poner en tela de juicio la credibilidad o la legitimidad de nuestras instituciones militares'', declaró.

Entre los escándalos atribuidos al ejército este año están la masacre en mayo de 10 investigadores antinarcóticos en el suroeste de Colombia, torturas y abusos sexuales en una academia castrenses en febrero y denuncias de ejecuciones de campesinos civiles que luego muestran como guerrilleros muertos en combates. El comandante de la Brigada 13 que condujo varios de los operativos que desembocaron en los hallazgos de explosivos, general Gustavo Matamoros, declinó hacer comentarios.