Número de Visitas  
TITULOS SECCIONES SUPLEMENTOS OPINION CLASIFICADOS SERVICIOS NUESTRO DIARIO PRODUCTOS
 
Sábado 09 de Septiembre de 2006
 
Edicion impresa pag. 76 > Cultura y Espectaculos
EN CLAVE DE Y: En tiempo real

Es un momento en que aún no ha llegado el alivio de la medicina, y estoy sólo quieta, en esas coordenadas donde se avizora la rutina salvadora que se retoma con el alivio... presa de mi cuerpo, todo lo que hay es dolor. Cuando duelen los huesos, el dolor es profundo, y si digo estructural es tal cual, es la estructura la que gime, se anuda, se estira, se contrae. A diferencia del dolor moral, que se alivia al compartirlo, el dolor físico es una invasión privada, una afrenta solitaria.

Cuando este invitado de mí misma se presenta, algo pasa con el tiempo. Desde el otro lado, ¿desde dónde?, al grito silencioso del presente le corresponde el otro, el de hace treinta años, mi paradigma del dolor: esa eterna semana malvada, la picana y el ahogo. Sí, algo pasa con el tiempo. Entiendo, porque lo vivo con asombrado horror, que es un invento nuestro, que todo está aquí, presente. Los segundos y las horas se detienen, y reina la inmovilidad, que coloca un objeto a kilómetros inalcanzables, esposas y sogas internas, aherrojando los huesos, gritando en un llamado inútil, tapado por la mordaza sucia, y si ahora no hay mordaza igual no grito, se queda, se queda. No hay torturadores exteriores, son parte mía, pedido de socorro -que eso es el dolor- y daño a la vez. Sí. Como entonces, el dolor es un combate personal, solitario.

No puedo darle a nadie una porción de esta agonía (¡quién la querría!), una parte de esta aguja afilada que recorre, electriza... como entonces.

Hay imágenes (¿presencias?): mi madre diciendo ofrezco este dolor a Dios y vaya a saber qué balanza querría equilibrar, propia o ajena. Están esos tipos sombríos de toda sombra, susurrantes las sotanas, blandiendo la cruz entre los colchones piojosos y diciendo a los despojos de alma que ni los podían ver, hijo, hija, arrepiéntete, el dolor redime, la voz suave, persuasiva, perentoria, igualados con el torturador al exhibir la cruz en una perversa y sincera honestidad, dado que la cruz es un instrumento de tortura que a veces, como entonces (¿como ahora?) pierde la pátina inofensiva en que se ha convertido y se muestra como la vio Cristo, como la vio Espartaco. Como no se podía ver en esa oscuridad doble, del sótano y de los ojos ciegos tras las capuchas.

Y vuelvo a estar (¿o nunca salí?) en ese absolutamente oscuro calabozo que había sido celda de clausura, y el tintinear siniestro de dos ruidos iguales, los rosarios y las llaves, ambos pendientes de los hábitos de las carceleras. Las monjas del Buen Pastor, se llamaban. Eficaces perras guardianas de las ovejas descarriadas... ah, el Evangelio es horrible mirándolo desde el lado del dolor.

Hasta que suena el teléfono, y mi hermana me pregunta cómo estás, ahora voy para allá, necesitás algo, y la maquinaria solidaria actúa -en realidad, nunca dejó de sustentarme- y mis médicos amigos y parientes me hagan las recetas... Los remedios van haciendo lo suyo y amanece. Amanece completo, afuera y adentro en mis huesos, replegado el dolor por un tiempo, en una tregua inestable. Comienzo a pensar en las cosas que tengo que hacer en la tregua, los momentos que quiero vivir mientras dure. Ya estoy saboreando el mate, y sintiendo el abrazo de los chicos y yo apretando esa carne nueva, absorbiendo su energía, y debo preocuparme si arrancará el auto con estas heladas, seguramente me llevará un rato, una y otra vez la llave de contacto, y el tránsito loco, y las entrevistas planificadas y ¿qué puedo hacer de rico? Algo... mm, sí, algo denso, calentito, tipo guiso, algo que huela a hogar. ¿Las plantitas habrán sobrevivido a la helada?

Aprovecharé para vivir, hasta que mi adentro me invada y reclame lo suyo y los tiempos se disuelvan.

 

MARIA EMILIA SALTO

bebasalto@hotmail.com

 
haga su comentario otros comentarios
 
 
sus comentarios
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
Todos los derechos reservados Copyright 2006