BUENOS AIRES (ABA).- A principios de julio, "Río Negro" reveló que el presidente Néstor Kirchner les había asegurado a los cinco gobernadores radicales que quiere a su lado - entre ellos Miguel Saiz -, que faltaban "dos octubres" para las elecciones presidenciales. Así, lo confirmó públicamente ayer al hablar en Quilmes.

"En estos momentos no hay que apurarse, elecciones sí, elecciones no. Es tiempo de gobernar. Las elecciones, porque este Presidente tiene una sola palabra - ratificó - van a ser en octubre. Ahora faltan dos octubres. Acá lo que hay que hacer es gobernar, que es una tarea central, fundamental y esencial", dijo frente a las especulaciones sobre un adelantamiento deslizado por analistas políticos y dirigentes como Roberto Lavagna.

En rigor, una alta fuente 'K' había confiado a "Río Negro" que, en previsión de dificultades económicas, hubo consultas a los ex ministros Roberto Dromi y Carlos Corach, para que elaborasen argumentos legales con el fin hipotético de llamar de apuro a las urnas en marzo o en abril de 2007.

El anticipo lo desechó ayer Kirchner al comprobar que sigue controlando la situación, haciendo eje en una baja inflación y en un notable crecimiento, mientras la oposición no alcanza a ofrecer una alternativa seria de recambio.

La prioridad para Kirchner hoy es no descuidar la gestión y alentar proyectos continuistas de mandatarios provinciales peronistas o aliados. Su flanco flaco es el avasallamiento de las instituciones. El fuerte, el superávit fiscal y el paulatino retorno del Estado a funciones reguladoras, sin mostrarse con la fiereza nacionalista que exhiben Fidel Castro y Hugo Chávez.

Al mismo tiempo atiza las contradicciones en el seno del radicalismo. A los que como Raúl Alfonsín y Federico Storani intentan levantar la candidatura de Lavagna, les reprocha: "¿Defienden el estado de bienestar y se animan a encolumnarse detrás de un economista conservador?"

La reciente movilización convocada por Juan Carlos Blumberg, en la Plaza de Mayo, contra la inseguridad, demostró que no las tiene todas consigo. Una de sus obsesiones, precisamente, es evitar que le manejen la "agenda" y dar la imagen de debilidad que ofreció de la mano del ex piquetero Luis D'Elía.

ARNALDO PAGANETTI