NEUQUEN (AN) - Una mezcla de confusión y preocupación reinaba ayer entre los industriales de la región ante la decisión de la secretaría de Energía de la Nación de incrementar el costo de la electricidad consumida por encima de la demanda del año pasado. La decisión afectará en la zona a unas 200 empresas (galpones de empaque, frigoríficos, bodegas y hasta cadenas de supermercados) que son grandes usuarios del sistema. El gobierno de Río Negro comenzó a analizar una alternativa asociada a la generadora Turbine Power, que en los últimos años funcionó a medias.

Como la crisis energética llegó al punto más sensible del sistema, el de la generación, el gobierno nacional decidió cambiar las reglas de juego para los grandes usuarios con demandas de potencia superiores a los 300 kilovatios (Kw): si a partir de noviembre llegaran a consumir en niveles superiores a los del 2005, el excedente deberán comprarlo por su cuenta -por fuera de distribuidoras como Edersa, CALF y el EPEN- a precios que, en definitiva, terminarán siendo establecidos por el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido.

Nadie se anima a decir cuánto costará ese adicional. Según el diario El Cronista de ayer, lo que en la región cuesta entre 80 y 100 pesos en kilovatio hora (Kwh) podría valer hasta 450.

La confusión no deja a nadie afuera: generadores y distribuidores de luz por un lado, e industriales y grandes comerciantes por el otro, todos creen que hay que esperar para que la secretaría de Energía aclare los puntos oscuros de la resolución.

En Neuquén y Río Negro se estima que no hay más de 200 grandes usuarios en condiciones de entrar en el nuevo régimen. Edersa tiene poco más de 100 medidores en esa condición (algunas empresas tienen más de uno) y el EPEN, medio centenar.

Como contrapartida, el gobierno de Néstor Kirchner decidió seguir manteniendo congelado el precio de la luz para los hogares y los pequeños y medianos comercios.

En la región la decisión afectará a los galpones de empaque y los frigoríficos de fruta de las dos provincias, el sector bodeguero de El Chañar y Añelo, el puerto de San Antonio Este, la operación del Oleoducto del Valle, las industrias alimenticias y las papeleras de Cipolletti -que tienen una de las demandas de potencia más grande de la zona-.

Julio Viola, de la bodega del Fin del Mundo, hizo notar ayer a "Río Negro" que todo el complejo vitivinícola de El Chañar depende de la energía eléctrica más que en el proceso industrial, en el sistema de riego.

Se trata, para las bodegas, de un golpe difícil de asimilar justo a las puertas de una nueva temporada. "Imagínese que nosotros ya tenemos pactados contratos de exportación o de despacho" con los costos actuales, dijo.

"Tenemos las mismas dudas de los industriales", dijo ayer un directivo de una de las generadoras más importantes del país.

La cámara que agrupa a las frutícolas integradas, CAFI, logró que el gobierno rionegrino tome cartas en el asunto para garantizar el suministro de energía para la temporada próxima.

En CAFI no quisieron confirmarlo, pero las previsiones indican que la cosecha 2007 será mayor en volumen que la del año pasado, con lo que el procesamiento y almacenamiento en frío de la fruta aumentará, y obligará a industriales a salir a comprar por su cuenta la energía extra.