Viena (dpa).- Con un conmovedor relato de su sufrimiento, Natascha Kampusch habló hoy por primera vez en público sobre su secuestro, dos semanas después de haber huido de su prisión en una casa en las afueras de Viena, donde estuvo recluida durante ocho años. Kampusch pensó muchas veces en la forma de huir del pequeño habitáculo en el sótano de la casa de su secuestrador Wolfgang Priklopil, según una entrevista con la joven secuestrada que publican la revista austriaca "News" y el diario alemán "Westdeutsche Allgemeine Zeitung" en su edición de mañana. "Siempre me rompía la cabeza pensando en cuándo llegaría el momento justo. Pero no podía arriesgarme", citan los medios a la joven. "News" tituló el artículo "Sólo pensaba en la fuga".

En la noche de hoy, el canal austríaco ORF emitió una conversación con Kampusch, quien habló acerca de sus experiencias con el periodista Christoph Feurstein. La joven, pálida y delgada, apareció en la televisión con vestimenta a la moda y algo maquillada. Vestía una blusa de color lila bordada y alrededor del cuello una cadena roja con un dije plateado. Su cabello rubio rojizo estaba recogido con un pañuelo colorido.

Según recalcaron tanto sus cuidadores como el entrevistador, fue decisión de Kampusch aparecer en público sin que su cara fuera deformada por medios técnicos, para no ser reconocida. Feurstein dijo que esperaba que ahora "las personas dijeran: vimos su cara, ella contó su historia, ahora dejamos vivir a Natascha Kampusch".

Desde su secuestro, este periodista informó sobre el caso. La joven habló en la entrevista con el diario sobre sus sentimientos durante su secuestro y la dramática fuga el 23 de agosto: "Corrí cuando vi que él estaba hablando por teléfono. En varios jardines pequeños salté simplemente sobre el cerco, en pánico, como en una película de acción". La primera mujer que encontró simplemente no entendió qué había pasado. Ella no permitió que entre a su casa. Kampusch temió ser descubierta. "Tenía el temor de que esa persona (Priklopil) asesine a esa mujer, o a mí, o a ambas", dijo el diario "Kronen Zeitung".

También los policías que llegaron primero no sabían con quién estaban tratando. Los agentes le preguntaron su nombre, su fecha de nacimiento y su dirección. "Estaban un poco desconcertados, repitieron mi nombre y entonces sacudieron las cabezas, pensaron y dijeron: no me dice nada ese nombre", relató la joven. Sobre su situación, la joven comentó: "Me preguntaba una y otra vez por qué esto me tenía que pasar a mí, entre los muchos millones de personas". "Siempre pensaba: No vine al mundo para encerrarme y arruinar por completo mi vida. Estoy desesperada por esta injusticia. Siempre me sentía como una pobre gallinita en una granja ponedora. Seguramente ustedes vieron en la televisión mi calabozo. Así que saben lo pequeño que era. Era para desesperarse", citó la agencia de noticias APA de las entrevistas con Kampusch.

Con respecto a su secuestrador, Wolfgang Priklopil, de 44 años, al que calificó de "criminal", indicó que "sufría una paranoia muy fuerte y era crónicamente desconfiado. Un intento fallido (de la fuga) hubiese significado no poder salir nunca más de mi calabozo. Tenía que ganarme sucesivamente su confianza". Una vez quiso saltar del automóvil de Priklopil. "Pero él me agarró y luego manejó el automóvil de tal manera que me golpeé" contra la puerta, indicó la mujer. Siempre pensó en la posibilidad de una fuga. "Se lo prometí a mi futuro yo, que nunca iba a dejar de pensar en la idea de una huida", afirmó.

Fue "muy frustrante" para ella enterarse por los medios que la gente la "buscaba con excavadoras". "Buscaban mi cadáver. Y estaba desesperada al tener el sentimiento de que yo, como ser vivo, estaba anulada. Eso era falta de esperanza: estaba convencida de que nadie me seguiría buscando y que por eso nunca sería encontrada", añadió también Kampusch en su entrevista con ambas publicaciones. Pero no se dio por vencida: "Tenía esperanza y creía en un futuro. En algún momento". A veces soñaba "con cortarle la cabeza, si hubiese tenido un hacha", confesó a sus interlocutores de "News" y "WAZ". Priklopil la "fastidió" con frecuencia y a pesar de sus problemas cardíacos hizo que cargara baldes de tierra. Ella le ayudó en trabajos de construcción en su casa y tuvo que realizar tareas del hogar. "Pero de inmediato era mandada de vuelta abajo. Siempre tenía que volver a esa mazmorra". Al pequeño habitáculo lo describió como una prisión: "Sufrí claustrofobia del pequeño ambiente, y era verdaderamente atroz".

Con respecto a sí misma, declaró amar la libertad. "Estoy llena de pensamientos de libertad". Natascha Kampusch fue secuestrada a los diez años, el 2 de marzo de 1998, cuando iba a la escuela. Wolfgang Priklopil la retuvo en su casa durante más de ocho años en Strasshof, un suburbio de Viena. Pocas horas después de que lograra escapar el 23 de agosto pasado, el hombre, de 44 años, se suicidó.