CIPOLLETTI (AC).- Hoy se reanudará el juicio por el crimen de Janet Opazo, y el ataque que dejó malherida a Claudina Quilapi, en el barrio Labraña, en la trágica jornada del 26 de junio de 1993, aunque se halla en el contexto de un dilema que presumiblemente dilucidará hoy desde las 10 la Cámara Primera en lo Criminal, integrada por Daniel Drake, Alvaro Meynet y Jorge Bosch.
Hay dos alternativas: que se haga lugar al pedido de que el FBI sustancie una novena pericia para ver cuál de las armas que están en el foco del debate es la que se utilizó en aquel invierno trágico, o que desestime ese planteo y haga seguir el juicio directamente con los alegatos.
En efecto, en la jornada del viernes 25 de agosto pasado, el fiscal Luis Galeano requirió que el FBI realice una nueva pericia a las dos armas secuestradas en la causa, la de Claudio Kielmasz -quien estuvo imputado en el caso- y la del actual acusado Fabián González, habida cuenta de que los dictámenes contradictorios de anteriores peritajes no permitían llegar a conclusiones puntuales.
Esto, porque dos peritos concluyeron en que el arma homicida era de González; otros dos opinaron que correspondía a Kielmasz; un estudio subsiguiente dio como conclusión que había altas posibilidades de que el arma fuera de González; una más referenció que el proyectil se encontraba deformado y no se podía estudiar y otro arrojó el saldo de que ninguna de las armas era la que se utilizó para matar a Janet y herir a Claudina.
De todas formas, también, si son ubicados, porque la búsqueda fracasó en anteriores ocasiones, deberían declarar hoy Prosperina Duarte y Miguel Torres, madre y hermanastro de Kielmasz, siendo éstos los últimos testigos pendientes en este debate.
Si la Cámara Primera en lo Criminal acepta la actuación del FBI, el juicio se paralizaría hasta que lleguen los resultados, que podría demorar como máximo en 90 días.
Por el contrario, si desestima el pedido, se escucharán hoy desde las 10 los alegatos del fiscal Galeano, del querellante Alejandro Silva y del abogado defensor de González, Jorge Larrea.
Por este intrincado asunto de los criterios disímiles hay un antecedente, la decisión del Superior Tribunal de Justicia, que anuló la sentencia contra David Sandoval por la masacre del laboratorio, ocurrida en mayo de 2002, precisamente de cara a las disidencias de los profesionales actuantes en las pericias papiloscópicas. En aquel fallo del STJ, Víctor Sodero Nievas señaló, entre otras consideraciones, que "frente a peritajes discrepantes y en la posibilidad razonable de reiterarlos, la discrecionalidad del juzgador para producir otra prueba pericial no aparece como un mero poder sino como un poder-deber".
Así planteada la situación, hoy debería ser un día clave para el futuro de esta causa, y este dilema -FBI sí o no, suspensión del juicio o continuidad con los testigos y los alegatos- tendrá que resolverlo hoy o en plazo inmediato la cámara.