La sed de clásicos como el de ayer quedó totalmente saciada. El partido entre Cipolletti y el Deportivo Roca hizo recordar a los de antaño, con un estadio colmado, mucho color desde las tribunas y 22 jugadores que se brindaron por el espectáculo. Al final, la alegría quedó toda del lado del ‘albinegro’, que comenzó con el pie derecho su participación en el Argentino B con una goleada 4-1 sobre eterno rival.
Las previsiones para evitar hechos de violencia funcionaron a la perfección y las 5.000 personas que colmaron la “Visera de Cemento” vivieron un partido que tuvo muchos goles, expulsiones y dos penales dudosos.
El partido era un examen para ambos, porque había que ver cómo reaccionaba el equipo de Domingo Perilli iniciando un nuevo proceso luego de haber perdido la categoría. También era una prueba para los de Fabián Pacheco, porque se volvían a encontrar con su ‘clásico’ rival.
Y resumiendo los 90 minutos, Cipolletti -sin llegar a desplegar un juego vistoso- hizo pesar la experiencia del pasado reciente para vulnerar los costados flacos del ‘Depo’.
La otra gran virtud del local fue la efectividad en los momentos justos del partido. Y en eso mucho tuvo que ver su delantero estrella, Oscar Padua, que a pesar de ser el único punta, siempre generó mucho peligro.
Los equipos se tomaron los diez primeros minutos para estudiarse y a partir de ahí largaron con todo.
Primero Alexis Luna -de muy buen partido- le puso la pelota en la cabeza a Padua, pero Gramaglia le ahogó el grito.
Enseguida respondió Roca con una gran jugada de Napolitano que Luna sacó milagrosamente en la línea.
Casi en la siguiente llegó el primero. Daniel Carou se anticipó a un rechazo, y de cabeza la colocó por encima de un Gramaglia que quedó a mitad de camino.
Después hubo mucho juego en el medio, pero pocas llegas. Hasta que Cecilio Gómez vio penal en el área albinegra y Romano se encargó de empatar.
Podría haber sido el momento del despegue de Roca, pero unos minutos más tarde se quedó con diez por la expulsión de Astigarraga, lo que obligó a Pacheco a mover el equipo.
Parecía que se iban igualadas al vestuario, pero en una de las últimas pasó de todo en el área ‘naranja’ y el árbitro volvió a marcar el punto penal. Esta vez Padua fue el encargado de patear y tampoco falló.
En el complemento, Cipolletti se encargó de ‘manejar’ la diferencia y estuvo más entero físicamente para cerrar el partido con un derechazo de Padua y un cabezazo de Carrasco.
El final fue todo festejo albinegro que se quedó con el clásico y los primeros tres puntos de un torneo que asoma como apasionante.
Más allá del partido, la buena noticia fue que la gente se dedicó a disfrutar del partido. (AC)
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