El ex jefe de Estado Raúl Alfonsín defendió ayer las leyes del perdón que dictó "con dolor" en su gestión para "consolidar la democracia" y sacarle "la espada de Damocles" a los militares que cumplieron órdenes en el último gobierno de facto y acusó al presidente Néstor Kirchner de "reinventar la historia", haciendo creer que "los derechos humanos comenzaron ahora".

Ante el tribunal que juzga al ex policía Miguel Etchecolatz, Alfonsín se quejó de que el 24 de marzo del 2004, en un acto en la ESMA, Kirchner pidió "perdón en nombre del Estado por lo que no se hizo en democracia" para castigar a los represores de la dictadura, pero, advirtió, "se olvidó del juicio a la Juntas Militares", donde fueron condenados los que dieron las órdenes.

Pero al mismo tiempo, el primer presidente de la democracia restablecida en 1983 se alegró de que ahora "la situación haya cambiado" y se derogaran las leyes que absolvieron los crímenes impunes para juzgar a los acusados de esos delitos.

A pedido de la defensa del represor Etchecolatz, Alfonsín cerró la lista de testigos del juicio iniciado el 20 de junio pasado al ex Director de Investigaciones de la Policía Bonaerense en la dictadura por homicidios, secuestros y torturas.

En los tribunales platenses, miembros de la agrupación HIJOS esperaron a Alfonsín: al verlo, se pusieron de pie y le dieron la espalda por haber "garantizado la impunidad", dijeron, con las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, anuladas en el 2005 por el Congreso y la Corte Suprema.

Durante más de una hora, Alfonsín intentó justificar las leyes del perdón con el argumento de que "había que lograr la continuidad de la democracia".

"Dicté esas leyes con dolor -dijo-. La primera obligación de un presidente encargado de la transición en aquel momento era lograr la consolidación de la democracia". Y aseguró que eran "necesarias para sacarle de la cabeza la espada de Damocles a cada militar en actividad".

"Los jefes del Estado Mayor -dijo- eran defensores de las instituciones del Estado, pero me hacían conocer la situación en que se encontraban las fuerzas que comandaban, presionándome de alguna manera para obtener la amnistía", pese a lo cual negó haber sido extorsionado por el Ejército.

Alfonsín señaló que el fin de esas normas fue disminuir el número de militares imputados, con el objetivo de castigar, "como lo dijimos durante la campaña (electoral) a los que daban órdenes y a los que se excedían". Pero lamentó que "tuvo el efecto paradójico de incrementar a los que aparecían como imputados" y se terminó sufriendo "tres levantamientos militares que hicieron mucho daño a la Argentina".

Según resaltó, "era imposible que yo pudiera haber llevado adelante esos juicios; a nadie se le puede ocurrir que nosotros podíamos haber procesado a mil militares en actividad, no teníamos la fuerza necesaria para hacerlo". Pero recordó que durante su administración, además del Juicio a las Juntas, "se logró condenar a Ramón Camps y a Etchecolatz a 23 años de prisión".